Sé que empezar este texto con palabras de George Orwell puede atraer quizás algún tipo de aversión, sin embargo, en estos días de complejidades y análisis del contexto político, recordé una frase que siento particularmente que nunca pierde vigencia, “Si el pensamiento corrompe el lenguaje, el lenguaje también puede corromper el pensamiento”. La política es palabras. Son el espíritu de las transformaciones sociales y con ellas se construye el interés general, el bien común, las revoluciones en todas sus instancias posibles.
Hemos militado durante 25 años en una verdad, absoluta como la potencia que tiene el pueblo de transformarse; sin embargo, más de cinco millones de venezolanos, se cuestionan sobre la solvencia de un proyecto de Patria compuesto de palabras colectivas que trajeron y traen constantemente la posibilidad de accionar, hemos sido más de haceres que de decires, pero hoy ante la historia tenemos el desafío de potenciar nuestra credibilidad como proyecto transformador y generador de soluciones.
Partiendo de lo que ya hemos hablado, respecto a nuestra manera de relacionarnos con los entornos a partir de lo que somos la conformidad de nuestros vínculos emocionales juegan una partida esencial en la construcción de la confianza y la credibilidad política que nos desafía en este nuevo momento político; hemos sido leales, consecuentes, disciplinadas y disciplinados, motivados por una fuerza que podríamos visualizar incluso como sagrada, porque ha conectado realidades que veíamos lejanas con nuestra cotidianidad, impulsando entonces nuestras decisiones desde la corresponsabilidad histórica, llevándonos al frente de las infinitas batallas de las ideas. Pero ahora estos cuestionamientos, los que han motivado a un sector de nuestra población que, no es precisamente la históricamente privilegiada, a mirarnos en un espejo para definir entonces hacia dónde vamos a conducir el espíritu de esta historia que somos en el plano físico y emocional, pues Re- evolucionar es una experiencia que trasciende lo mental, se refleja también en el campo físico y de movilidad social.
Nuestras palabras generan reacciones en cadena. El lenguaje juega un rol crucial en la comunicación política. Las palabras no solo transmiten información, sino que también construyen narrativas y moldean opiniones; nuestras palabras, vienen a ser entonces la puerta de una verdad que se palpa, se vive y como todo aquello que nace requiere de un cambio, no solo a nivel paradigmático, sino también de piel y construcción. Allí nos viene una tarea además de enriquecedora, poderosísima para hacer posible entonces el sueño que nos trajo hasta aquí.
Venceremos, palabra de mujer.
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