viernes, 13 de septiembre de 2024

Derreflexión | 87 años y en escena: el viaje teatral de Bertha

 

 A los 87 años, Bertha ha demostrado que la pasión y el arte no conocen de edades. Su fascinación por el teatro no solo ha revitalizado su vida, sino que también la ha convertido en una fuente de inspiración para otras personas que atraviesan la tercera edad. Bastó una obra de teatro que interpretó cuando era una niña y asistía a primaria para que esto quedara impreso en su memoria y más tarde lo retomara como un propósito de vida.

Después de una carrera de 25 años en el área administrativa, Bertha decidió explorar un nuevo capítulo en su vida. "Comencé a incursionar en el teatro luego de haber trabajado durante 25 años en el área administrativa del Ministerio de Educación", cuenta Bertha, reflejando su transición hacia el mundo de la actuación.

La decisión de entrar en el teatro fue el resultado de un profundo deseo de expresión y de encontrar un nuevo sentido a sus días. "Sabía que había oportunidad de teatro. Conocí a Luis Gerardo Leal y a Jhonathan Camacaro, cultores regionales, y les dije: 'Quiero actuar, quiero participar con ustedes', y aquí estoy, actuando", relata con entusiasmo.

El teatro, para Bertha, es mucho más que una simple actividad; es una verdadera forma de catarsis. "El teatro te hace olvidar todo, te concentras en tu obra, en tu papel. Hay personas que tienen enfermedades, problemas económicos o de salud, y se meten en un papel y se olvidan de todo eso. Para mí, el teatro es una terapia", explica.

Esta perspectiva es compartida por muchas personas de la tercera edad, quienes encuentran en el teatro una vía para superar desafíos personales y emocionales. Incluso, para combatir la soledad, ya que comparte escenario con otros participantes de diferentes edades, incluyendo adolescentes, con quienes ríe mucho, antes de asumir el rol que le corresponde, de acuerdo con el guion que lee y memoriza. Los más jóvenes también admiran la vitalidad de Bertha y quedan encantados con sus historias y anécdotas de vida, que se escapan entre ensayos.

A lo largo de su carrera, Bertha ha demostrado que la edad no es una barrera para el éxito en el escenario. De hecho, ha participado en dos películas, El relajo del loro y Pelo malo. Se ha destacado en papeles que reflejan su habilidad teatral y dedicación. Su participación en estos proyectos es un testimonio de que el talento y el entusiasmo no disminuyen con el tiempo.

El impacto del teatro en la vida de Bertha va más allá de lo personal. Su historia inspira a muchas personas mayores a seguir sus sueños y encontrar en el arte una forma de revitalizar su existencia. Al adoptar el teatro como una parte fundamental de su vida, Bertha no solo ha mejorado su propio bienestar, sino que también ha demostrado que nunca es demasiado tarde para perseguir la pasión y la creatividad.

Bertha, con 87 años y una vida que dedica a las tablas, es un brillante ejemplo de cómo el arte puede ser una fuente de alegría y terapia en la tercera edad. Su viaje teatral no solo ilumina sus días, sino que también sirve de inspiración para otros que buscan encontrar su propio camino en la tarima de la vida. "El teatro me hace sentir realizada", afirma con temple.

 

Isbelia Farías


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