Maryclen Stelling
Atrapados en una crisis multidimensional y a merced de la polarización política, hemos devenido en sujetos vulnerables, que nos reconocemos y reencontramos en nuestra situación de vulnerabilidad igualmente multidimensional.
Prisioneros de una malsana lógica política polarizante, aceptamos acríticamente y con pasividad las posibles causas de nuestra situación de vulnerabilidad que, a su vez, afecta nuestra capacidad de prevenir, resistir, superar y luchar. Día a día, importantes sectores poblacionales salen a la calle dispuestos a gestionar la precariedad, la inflación, el costo de la vida, los abusos, la corrupción y la desinstitucionalización. Un entorno percibido como algo fuera de control e inevitable. Contexto situacional que vivimos, sentimos e interpretamos cobijados bajo una causalidad política bifronte producto de la polarización. Desde esos dos marcos políticos y causales evaluamos la gestión de Gobierno y sus capacidades reales para hacer cumplir leyes y normas, juzgamos además las sanciones aplicadas por su incumplimiento. Igualmente consideramos nuestras posibilidades efectivas de actuar u oponernos. Suerte de tribunal ciudadano que día a día evalúa y juzga, comunicando por diferentes medios y canales su veredicto.
En los sistemas democráticos ciudadanos y ciudadanas somos protagonistas del proceso político. Y una manera de ejercer nuestros derechos es involucrándonos, evaluando y participando democráticamente. Los resultados de esta suerte de contraloría ciudadana conducen en principio a reforzar el compromiso democrático, aun cuando también pueden desembocar en un proceso de desafección política, en el cual una ciudadanía impotente y descontenta, desinteresada y apática, desconfía profundamente de las instituciones y de la capacidad del Estado para resolver eficazmente la actual crisis. Desafección político-institucional que se sustenta tanto en la creencia de que no responden a las demandas ciudadanas, como también en la percepción de que se gobierna fundamentalmente en beneficio de grupos poderosos. En consecuencia, se potencia una ciudadanía que peligrosamente se distancia cada vez más.
Tribunal ciudadano que independientemente de las diferencias políticas, incidirá en la participación y en los resultados de los próximos comicios del 6D.
¡Oído al tambor!
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