Esmeralda García Ramírez
Hasta los momentos los resultados de los medios de comunicación estadounidense dan ganador como presidente de los Estados Unidos a Joseph Robinette Biden Jr., tanto por voto popular como por los colegios electorales. Joe Biden, de 77 años, ha logrado alzarse con un triunfo histórico en las elecciones presidenciales de los EE.UU., y si Donald Trump se lo permite, tomaría posesión el próximo 20 de enero de 2021, sería el presidente número 46 de los Estados Unidos de América, también el político más anciano en llegar a ocupar este cargo en la historia presidencial. Donald Trump se niega a asumir la derrota y prepara acciones legales para hacerse en el poder, por considerar que hubo irregularidades en el proceso electoral. La actividad como político de Biden tiene muchos matices oscuros, como los han tenido todos los presidentes y vicepresidentes de este país: fue senador por Delaware entre 1973 y 2009; entre sus acciones más destacadas se cuenta el apoyo a la expansión de la alianza de la OTAN en Europa del Este, su intervención en las guerras yugolasvas (1990); respaldó la resolución que autorizaba la guerra de Irak (2002); durante su ejercicio como vicepresidente (siendo Obama presidente) bombardeó Yemen 35 veces, Libia 496, Pakistán 3, Somalia 14, Afganistán 1337 y Siria 12.192. Biden-Obama son propietarios e implementadores del proyecto para dividir y desmembrar a Siria, Irak; en el asesinato del general iraní Qasem Soleimani, Biden afirmó que Soleimani era un terrorista que valía la pena matar; ambos fueron los ideólogos de las jaulas para los niños latinos, aberración ésta que provocó separaciones de familias y daños psicológicos a ambas partes. Si Donald Trump logra su objetivo de demostrar que hubo fraude en estas elecciones, seguirá siendo Trump el presidente “ilegítimo” de los EE.UU., pues dudo mucho que se repitan las elecciones —pues Trump no lo permitirá—, sería él y no Biden el presidente número 46 de los EE.UU. y ya sabemos su historial oscuro, su problema de salud mental de psicopatía que le caracteriza y los aspectos legales que evade. Por cierto que este sistema electoral fue el mismo que le adjudicó a él su victoria; entonces si es dudoso, los estadounidenses tuvieron un presidente ilegal e ilegítimo, lo cual ratifica mi postura de llamarle “presidente ilegítimo”, porque no ganó limpiamente y, además, porque nunca reconoció a Nicolás Maduro como presidente de Venezuela.
Este panorama ventila cambios fuertes para el pueblo estadounidense, puede generarse una guerra civil liderada por la Supremacía Blanca armada, los colectivos de Donald Trump (al que por cierto los medios de comunicación internacional no critican), contra los movimientos armados de Joe Biden. Cada uno tiene a sus colectivos muy bien armados, ante la mirada indiferente de la OEA, del títere de Almagro y del Consejo de Seguridad de la ONU. Hay otro bloque que seguramente defenderá a Donald Trump, estos son los latinos y los afroamericanos. Contradictoriamente Trump sacó más votos en esta población que en el año 2016 y que Biden, pero perdió más votos con los hombres blancos. Según datos publicados por el Matt Bruenig del People´s Policy Project, en su encuesta de salida, se vio que Trump se alzó con más votos que hace cuatro años con los latinos y afroamericanos, tanto hombres como mujeres, y con más mujeres blancas, pero disminuyó la de los hombres blancos, lo que indica que Trump perdió la elección no fue por una gran cantidad de minorías, sino por una reducción de la mayoría, y en los centros urbanos de los estados decisivos, como Pennsylvania, Michigan y Wisconsin. Tal vez estos grupos que fueron más afectados económicamente por la pandemia pensaron que con una reelección de Trump tendrían oportunidades de ingresos. Otros grupos como los cubanos y venezolanos nacionalizados, optaron por apoyar a Trump, en virtud de que Biden fue catalogado por los seguidores de Trump como socialista y comunista. Esta fue la campaña publicitaria más irracional ¿cómo pueden pensar estos seres que votaron por Trump que Biden es socialista? Hay que recordarle, por ejemplo, a los venezolanos que viven en el imperio que la agresión contra Venezuela se impuso más con el gobierno de Obama cuando Biden era su vicepresidente. De aquí surgió la resolución de que Venezuela es una amenaza inusual y extraordinaria para el imperio; desde allí las sanciones, bloqueos y medidas coercitivas se incrementaron. No fueron medidas precisamente socialistas, fueron medidas salvajes, violatorias de los derechos humanos, que han atentado contra sus propios hermanos venezolanos. Claro, como el fin justifica los hechos, los venezolanos que votaron por Trump, solo les importa sacar del poder a Nicolás Maduro, quien sí fue elegido por voto popular, por el pueblo —no por colegios electorales—, mediante un proceso auditable, cosa que no ocurre en el país donde ellos tienen que pagar más impuestos que el mismo ciudadano que ellos defienden. Cosas de la vida. Una minoría maneja a los políticos y no reconoce a las mayorías.
Existe otro fenómeno que ocurrió en la comunidad latina y en la población afroamericana. Es el síndrome de Doña Florinda, acuñado así por Rafael Ton autor del libro que lleva este título. Los latinos y negritos que votaron por Trump son las personas pobres que odian o desprecian a sus pares. En este caso, los venezolanos que viven en EE.UU., que votaron por Trump, odian y desprecian a los venezolanos que apoyan al gobierno de Maduro, a los que votaron por Chávez. Ellos no son de clase media, son pobres también, la mayoría no tienen ni siquiera para pagar un examen para saber si tienen COVID o no, no tienen seguro médico, van a trabajar sin tener seguridad ni beneficios laborales, no tienen casa propia tienen que pagar arriendo. Andan como Doña Florinda siempre enojados, sin darse cuenta que el sistema consumista donde ellos viven los convierte así, en la clase social que odia a su propia clase social, por eso votan siempre por la derecha, por quien les maltrata y oprime, porque creen que tomar un litro de veneno de CocaCola es mejor que tomar un papelón con limón, por esto y más odian al socialismo aunque nunca lo hayan vivido. Su modus vivendi no les permite juntarse con la chusma, aunque terminen haciendo hallacas en diciembre, o tequeños en las reuniones sociales. El sistema, los hombres que ellos siguen (sea Trump o Biden) no les permite ver que su enemigo es el mismo sistema que ellos defienden para que hombres como ellos lleven hambruna, guerras, miseria, invasiones, niños sin padres y sin futuro.
El presidente número 46 es el presidente de la oscuridad, seguirá representando al poder oscuro y éste habita entre ustedes. Este período presidencial será peor, su simbología parece indicarlo. Sea Biden/Harris o Trump/Pence la fórmula no cambiará, por el contrario se acentuará. Sus gestiones han dejado catástrofes; son racistas por naturaleza, xenófobos; no les preocupa la vida humana, ya que ninguno ha promovido un sistema de salud público que garantice una salud óptima a sus ciudadanos; su sistema electoral no lo cambiarán porque les favorece; seguirán atacando a países como Venezuela; cualesquiera de ellos seguirán tras los recursos minerales y energéticos de los países que tengan como objetivo, entre otras tantas perversiones. Lo más lamentable es que los estadounidenses sigan votando por seres como estos, que sigan permitiendo que sus presidentes roben, saqueen, cometan genocidios a otras naciones. ¡Despierten hermanos! El premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, asegura que en el mundo no habrá recuperación económica hasta que no salgamos de la pandemia y los EE.UU. aún no saldrá de la pandemia por las malas políticas del ilegítimo Trump y seguirá causando impacto en las economías emergentes. Hay que hacer énfasis en reconstruir, en salvar a la humanidad y de transformar todo lo que deba ser transformado. El yugo del consumismo atrapó a nuestros hermanos estadounidenses y es el tiempo, es la hora, de realizar cambios trascendentes en el mundo, por el mundo y para el mundo.
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