Melva Josefina Márquez Rojas
Hace unos días iba el pesero abarrotado de gentes. Unos aprovechaban para apretarse con las otras; otros iban absortos mirando algo indefinido a través del vidrio; yo los iba viendo a ellos, a un señor de paltó con camisa de colores y zapatos sin trenzas, sin calcetines, sus manos ásperas pero su porte erguido. Vi a la niña con el cabello templado y colitas de muñeca toluca. El pesero caía en huecos y como botellas en caja todos brincábamos con él. La música de fondo llevaba animados a unos rostros y a otros desencajados. Trombón de fondo -rum, rum, rum- y trompetas desubicadas. Un corrido. Cantaba El Gallo de Oro, el muchacho que todas amaban y a muchos despertaba celo, el de voz desafinada y de sombrero eterno, el ahora mito de México que se escucha más ahora muerto : "andaba sacando papas una muchacha muy guapa, en eso me le acerqué a esa muchacha guapa y me dijo la muchacha, me quieres mirar la papa"…"soy así,y sé muy bien que nunca cambiaré, y acepto mi destino tal cual es, nunca te engañé, nunca lo negué, nunca te mentí …" Música contagiosa con letras de amores y desamores, de gallinas ponedoras y bramidos de vacas, que matan y rematan.Dicen que el Pueblo es ignorante porque le gusta la música de la cotidianidad entre acordes "majunches". Dicen que el Pueblo no sabe porque se abstiene de votar en un referéndum donde es el más beneficiado. Lo que no saben quienes lo acusan es hacer colas de horas y horas para no hallar la leche que le falta al de diez meses; no saben lo que es comer tortillas viejas y arepas duras mojadas en margarina barata o en el último huevo que quedó antes de que las gallinas hicieran huelga y dejaran de poner; no saben de trámites interminables para conseguir algo que por derecho toca porque estas gentes utilizan sus atajos embarrados y no huelen los sudores de horas y días con papeles bajo el brazo. Y hay gentes que se dicen y no son porque sienten que al Pueblo hay que hacerle la caridad para ayudarle a mejorar un poco, un poco de dinero, un poco de comida, un poco de humor pendejo; gentes que se dicen y no son porque ven al Pueblo como un objeto de arte, una muestra que inspira emociones torpes que al cabo de cinco minutos ya no están. En los grandes contrastes en que vivimos sumergidos siempre el Pueblo acusará el golpe; sin embargo, siempre el Pueblo se salvará a sí mismo.Critican públicamente los corridos y vallenatos pero nunca falta la música en una reunión de whisky on the rocks. No saben ellos que el Pueblo se inventa su música, sus bandas, sus ídolos y sus palenques porque no tiene entrada al auditorio ni puede comprar los boletos para ver si ese cantante suspendido por los medios le lanza aunque sea su mirada lejana desde sus ropajes cacharel. "Me compras mis discos a fuerza". Por eso el Pueblo se construye sus cantantes, esos que le miran de cerca y le susurran entre corridos y rolas que son como el Pueblo los ha querido, los que mandan saludos a doña Abundia allá en Sinaloa o en Lagunillas. El Pueblo los oye y los eterniza en el pesero, en la maquila, en las fiestas que terminan a botellazos, en las taquerías y en las banquetas.Quienes dicen y no son, le pasan por encima a la esencia de lo que se esconde detrás de la chabacanería que tanto critican o de los gritos destemplados o de los vendedores de cachapas en la autopista: "Qué se le ofrece, mi jefecita?".Hablan moviendo sus anillos y apretando la bolsa, no vaya a ser que se las chivateen a la salida de sus podios. Y andan diciendo babosadas como que el Pueblo es ignorante porque no quiere salir de la pobreza, porque le gusta los corridos destemplados o porque no salió a votar ... lo que no saben es que el Pueblo en su sabiduría desea botar tanta basura diseñada en tratos de estiércol. "Viva sus sueños en tres días y dos noches por sólo diez mil pesos".
martinguedez@gmail.com
viernes, 14 de diciembre de 2007
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