Una inexpugnable barrera contra la violencia levanta la gente de aquí y de allá; nadie la ve, pareciera que no está, pero recorre los barrios y las urbanizaciones. Es la combinación entre la conciencia ciudadana y el peso de la ley.
La férrea y disciplinada acción de las comunidades en las Unidades Populares para la Paz así lo constata. Nunca antes se había visto un nivel de preparación tan alto, porque los golpes enseñan, y lo que pasó en julio de este año, cuando los “comanditos de terror” ensangrentaron nuestras calles, no volverá.
Todo el mundo “anda mosca” ante las amenazas de la ultraderecha, que luego de una derrota política fulminante, como la que sufrió en los últimos meses, pretende mostrar lo único que sabe hacer: violencia.
Esa ultraderecha fascista aplaude hasta rabiar la decisión de aplicar nuevas sanciones, con las que ahora llegamos a 969. Se alegran los vendepatria cuando se enteran de que Estados Unidos agrede a nuestro país, mientras que la Venezuela limpia y alegre expande su democracia revolucionaria, participativa y protagónica.
Los gringos pretenden amedrentarnos, atacan con furia, pero ese guion ya lo conocemos. Hasta da ganas de decirles “no sean ridículos”, pero es que ofenden la dignidad de este pueblo al denominar Bolívar una ley contra Venezuela. Eso sí es verdad que provoca ira, y, por encima de todo, unifica a la nación.
¡Aquí no habrá guarimbas! La agenda de la estabilidad la garantiza la unión del pueblo con el presidente Maduro, la unión de las instituciones, la unión del pueblo de Simón Bolívar.
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