Sólo un clima de “neurosis social” podría modificar la actual correlación de fuerzas emocionales, sociales y políticas que favorece la reelección del presidente Nicolás Maduro en las próximas elecciones presidenciales.
Los procesos de desestabilización social utilizan técnicas avanzadas de guerra psicológica y se ejecutan a través de una sucesión encadenada de eventos extraordinarios que ocasionen incertidumbre, angustia, desprotección y descontento con rabia.
El objetivo es generar respuestas neuróticas futuras en el marco de las próximas elecciones presidenciales.
Con base en los estudios cualitativos realizados por Hinterlaces, podemos identificar dos grandes bloques socio-emocionales, antagónicos, que están repolarizando a la sociedad venezolana.
El primer bloque psico-social está asociado a un voto extremista que quiere terminar con todo. No importa quién es el candidato ni la propuesta, tampoco el “día después”. Podría votar por “cualquiera”. Los sentimientos dominantes son de odio y angustia.
Por el contrario, el segundo bloque psico-social apuesta por el futuro. Evalúa las propuestas y soluciones de los candidatos. Aquí el Líder es un solucionador y un conciliador. Los sentimientos que describen a este bloque son la esperanza y la resiliencia. Hay malestar y preocupación, pero no hay rabia ni neurosis.
Hay que recalcar que es posible revertir la neurosis, resignificarla o sustituirla, con fines estratégicos. Por tanto, quien gestione mejor el clima emocional del país, tendrá mayores ventajas durante estas elecciones presidenciales.
Sin liderazgo y sin propuesta, desconectada de la emocionalidad y expectativas de las mayorías, a la oposición radical solo le queda el voto neurótico y el caos.
(Oscar Schémel)
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