miércoles, 26 de junio de 2024

Ahora los pueblos | Poder, memoria histórica y medios de comunicación

 Memoria histórica y medios de comunicación, campos en disputa

…para desafiar las relaciones de poder existentes se necesitan discursos alternativos(1)

Manuel Castell

 

Anabel Díaz Aché

La memoria histórica es la forma como los pueblos reconstruyen su pasado. Las reconstrucciones del pasado están conformadas por las formas de interpretar los hechos y sus significados, que suponemos socialmente compartidos. Sin embargo, la historia o los discursos historiográficos son campos en disputa que expresan las asimetrías en las relaciones de poder, donde determinados sujetos sociales ejercen un mayor grado de influencia para institucionalizar prácticas sociales y las formas en que estas son valoradas por el colectivo.

El control de los discursos historiográficos por parte de las élites les permiten incidir en la creación de las identidades colectivas, que nos responde “quiénes somos”. El horizonte histórico trazado por la historiografía, le imprime un sentido al presente y al futuro que nos plantea un “de dónde venimos y para dónde vamos”. Controlar la memoria histórica de los pueblos, institucionaliza discursos, valores, prácticas que forman parte del sistema económico, político, social y cultural de la nación en su totalidad.

Por su parte, los medios de comunicación son constructores y difusores de mensajes, imágenes y significados, que corresponden a su momento histórico y a las relaciones de poder vigente, reproducen las ideas del grupo social dominante y sus formas de interpretar la realidad. Los medios de comunicación son desde su origen, espacios de disputa por los códigos éticos, estéticos y su significación social. Ambos campos en disputa, la memoria histórica y los medios de comunicación, se entrelazan y legitiman al poder, es decir, mantienen las asimetrías ejercidas entre la élite y el resto de los sectores sociales para favorecer su voluntad, intereses y valores sin necesidad del uso de la violencia física.

Toda relación de poder genera resistencias

Los pueblos que hoy desafían las relaciones hegemónicas existentes necesitan crear discursos alternativos para vencer la capacidad discursiva disciplinaria del sistema como paso necesario para contrarrestar su violencia. El discurso hegemónico se cimienta sobre la lógica de la modernidad, necesitamos hoy superar los valores impuestos por la modernidad.

Con relación a la memoria histórica, necesitamos superar el método de la disciplina histórica desde su concepción del tiempo. Desafiar la linealidad y comprender desde las cosmovisiones originarias el tiempo como ciclos que conforman un espiral que puede evolucionar o retrotraerse dependiendo de la correlación de las fuerzas que la componen.

De la misma manera reconocer la capacidad de los pueblos colonizados para recrear su pasado, reconocer y fortalecer sus identidades, superando la larga crisis identitaria originada por la colonialidad, que los inferioriza ideológicamente por su origen étnico, prácticas culturales y relaciones económicas que los han despojado y desplazados de sus territorios, marginándolos socialmente.

Sociedad red sin pasado ni futuro

Este desafío se enfrenta a las nuevas formas de difusión controladas por las élites, como lo son las redes sociales, las cuales nos muestran la realidad como un “eterno presente”. Recordemos que los posmodernos intentaron imponer su tesis sobre el fin de la historia. Es así como el discurso construido desde las plataformas digitales es atemporal, la sociedad red no tiene pasado ni futuro, En las redes sociales, las relaciones de poder se construyen en torno a la oposición entre la atemporalidad y las otras formas de concebir al tiempo. La concepción temporal impuesta es la brevedad de ahora, sin secuencia ni ciclo.

En una sociedad que le impone a la mayoría de los trabajadores los ciclos acelerados del capital, el tiempo instrumental de la máxima explotación en función de la productividad, nos vende una realidad “sin tiempo” que nos impone la desmemoria y nos abruma por excesos de contenidos de baja calidad, de información basura, de falsas noticias.

Esta situación nos conduce a sociedades hiperfragmentadas por los algoritmos que convierten en ley la predica de “cada cabeza es un mundo”, separando hasta el punto de la incomunicación a seres humanos que comparten un mismo espacio-tiempo, pero que sus subjetividades encuentran cada vez menos puntos de conexión, profundizando las brechas socioculturales, económicas, generacionales, de género y digitales. La ruptura de la relación dialógica de la humanidad parece el objetivo a seguir.

Fuentes Consultadas

(1) Castell, M. (2009). Comunicación y poder, alianza. Editorial, Madrid. Disponible en: https://www.felsemiotica.com/descargas/Castells-Manuel-Comunicaci%C3%B3n-y-poder.pdf

(2) Alfonso Gil, M. C. (2018), Educomunicación y producción radial; un lugar para la memoria histórica. 8º Conferencia Latinoamericana y Caribeña de Ciencias Sociales (Clacso) Primer Foro Mundial del Pensamiento Crítico. Disponible en: https://www.clacso.org.ar/conferencia2018/presentacion_ponencia.php?ponencia=2018319215548-921-pi

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