José Vicente Rangel.- 1 El tema es delicado. Ya que tiene diversos ingredientes. Fundamentalmente uno de carácter humano. Que funciona como un poderoso disuasivo ante cualquier intento por banalizarlo. Me refiero -que quede constancia- al abandono del país de miles de compatriotas, particularmente en los últimos dos años.
2 Las causas del fenómeno son variadas y, por eso mismo, la dificultad que se plantea cada vez que es abordado. Cada persona tiene su particular explicación, argumentos y puntos de vista. Así ha sido siempre, a lo largo de la historia, en circunstancias similares o parecidas, motivadas por razones bélicas, procesos revolucionarios, agudas crisis políticas, sociales, económicas e, incluso, sanitarias.
3 Lo que sucede en Venezuela tiene que ver, en primer término, con la extrema polarización política y social que sembró en la colectividad actitudes de exclusión que condujeron a muchos compatriotas a buscar alternativas. Una de ellas, salir del país con la determinación de volver cuando cesaran las motivaciones que privaban en su ánimo. Este sentimiento se fue extendiendo en la población a medida que la probabilidad de un cambio de gobierno o de política se tornaba cada vez más distante.
4 Otro factor que contribuyó a acentuar el éxodo ha sido la situación económica del país, el impacto de la inflación, el costo brutal de los artículos de primera necesidad, alimentos, medicinas y otros productos. Pero no hay que olvidar en esta aproximación a las causas que determinan lo que sucede, la presión de todo tipo, fundamentalmente la mediática, y la campaña montada desde el exterior a base de hábiles presiones psicológicas, acerca de las bondades de abandonar a Venezuela y de las posibilidades que, supuestamente, brinda vivir en el exterior. Creo que nunca se había dado algo similar.
5 Pero quiero dejar claro lo siguiente: para mí es muy respetable la decisión que adopte cualquier ser humano, en un momento dado y en circunstancias de excepción, de irse del país. No la comparto y, más aún, creo que en muchos casos subyace en la decisión una intención política. Sin embargo, cada quien es libre de proceder conforme a lo que estime conveniente y sobre todo si la decisión involucra a la familia. Por eso que no estimo pertinente, y considero inhumano, despreciar a quienes lo hacen. Son, sin duda, seres humanos que atraviesan por un trance difícil, desgarrador, que obliga a la comprensión. Lo confirman los testimonios patéticos que invitan a la reflexión, y a buscar salidas inspiradas en el propósito de abrir las puertas a la razón y de recordar que la patria es para compartirla generosamente y no para utilizarla como recurso coercitivo. Tender la mano a quienes viven una difícil situación y contribuir a que la resuelvan de manera positiva, es lo pertinente.
Laberinto
No entiendo la razón por la cual se producen objeciones a algunas manifestaciones críticas al gobierno provenientes del seno del chavismo. Estoy convencido de que una crítica seria, planteada en términos responsables, beneficia tanto al gobierno como a la oposición -si ésta funcionara democráticamente. Por el contrario, lo que perjudica a ambos factores es el silencio o la inhibición. El chavismo es, en esencia, un movimiento crítico. Que exalta los valores de la democracia. Uno de los cuales es la libertad de expresión, el debate abierto y sin presiones. Los gobiernos y los partidos no colapsan porque funcione la crítica, sino porque ésta sea omitida…
Además hay lo siguiente en Venezuela el ejercicio de la democracia -recordar: “participativa y protagónica”- alcanzó un alto grado de ejercicio cotidiano. Se ha convertido en algo normal porque ha sido ese uno de los efectos de la prédica de Chávez: que la democracia sea cotidiana y no que funcione de acuerdo a los lapsos constitucionales, es decir, sólo cuando se vota…
Por otra parte, conviene recordar que el espacio de la crítica es de carácter orgánico: existe porque tiene que ver con los problemas reales que afectan al país. Por eso la importancia de atender, la problemática social y económica. Cada foco de protesta siempre tiene alguna razón de ser. Lo que se está viendo hoy en el país es que la crítica tiene su origen en problemas concretos y, por consiguiente, hay que atenderla con urgencia y eficiencia. Si el gobierno no lo hace el problema se revierte en su contra, y si no lo hace la oposición sucede otro tanto…
Para el chavismo existe un dilema o asume la crítica con motivo de los problemas que existen o le regala a la oposición el rol de liderizarla. Ese espacio hay que asumirlo con seriedad y audacia. La impuntualidad a la cita con ese desafío puede resultar catastrófica, en cambio que la puntualidad es reveladora de un ejercicio democrático sano y coherente. Por consiguiente, la mejor manera de practicar la política, la verdadera, es la que está al servicio del ser humano…
Tiende en Latinoamérica a cambiar, paulatinamente, el curso de los acontecimientos políticos y sociales. Frente a la oleada neoliberal, derechista, golpista, que acusa un evidente proceso de deterioro, empieza a abrirse camino una reacción del movimiento popular, de las fuerzas democráticas de izquierda. La visión reaccionaria del tema social y la opción fondomonetarista, saludadas con euforia por el establecimiento apuntalado en las oligarquías locales, evidencian un claro fracaso. Mientras que el movimiento popular se recupera con una política de profundos contenidos sociales y humanos. Ejemplo: en Argentina se desploma la ilusión del macrismo neoliberal a ultranza y en Brasil el modelo golpista zozobra al no hallar apoyo en el pueblo para el proyecto neoliberal del presidente de facto; en tanto que la aplastante victoria electoral de López Obrador, en una nación de la importancia geopolítica de México, y el renacer de la izquierda en Colombia, con los 8 millones de votos que obtuvo el candidato Gustavo Petro, son una confirmación de los cambios que se avecinan. Lo que ahora cuenta es el optimismo y una creciente confianza en el pueblo.
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