martes, 14 de enero de 2025

Gestión más allá de la incertidumbre

 CAROLYS HELENA PÉREZ GONZÁLEZ

Me causa curiosidad, como desde un tiempo para acá, Len medio de todos estos años de reconocimiento sobre la valía de la salud mental, de la procura del autocuidado y de la comprensión de sus efectos colectivos, aún pueda sen tirse como una palabra de cuidado la “incertidumbre”, al nivel de sentir que está casi satanizada cuando si hay algo cierto es que siempre habitaremos en ella, en la incertidumbre.

En este año que inicia en el que más de la mitad de la población mundial acude a las urnas electorales y que nosotros particularmente como país soberano haremos lo propio, asumir que el reto de enfrentar la incertidumbre, será una constante, viene alineado a la consolidación de nuestra visión integradora y amorosa entre el pueblo que somos y la procura de nuestra salud mental.

La incertidumbre es una constante en la política, pero no es una fatalidad. Al adoptar un enfoque proactivo, las y los líderes políticos y las sociedades en general pueden nave- gar en este mar de dudas y construir un futuro seguro y próspero. Los estoicos argumentan que muchas de nuestras ansiedades surgen de intentar controlar lo incontrolable. Nos preocupamos por el futuro, por la opinión de los demás, por la economía, por la salud, por la política… una lista interminable de factores externos que escapan a nuestro dominio. Al enfocarnos en estas áreas nos predisponemos a la frustración, principales vías de la carretera de ese veneno personal que nos des gasta cada vez más poderosamente como el cortisol y la búsqueda de la gratificación inmediata.

Es entonces un poderoso ejercicio para la convivencia con la incertidumbre aprender a construir desde el nos, nosotras y nosotros, pues visto así trascendemos de la circunstancia personal al horizonte colectivo, la mirada entre conjugada desde la visión que nos saca del individualismo y que asume un papel determinante en los sentimientos de compromiso y acción política que rompe con todo aquello que podría mantenernos en estado de supervivencia y, más bien, hacernos construir desde la serenidad y la pertenencia de un proyecto que más que de país, de patria compartida y justa, es un proyecto de nueva humanidad.

Por eso mi invitación es, en estos días, asumir la bandera de la convicción y del abrazo común para iniciar desde la serenidad los tiempos por venir.

Nosotras y nosotros seguiremos venciendo, ¡palabra de mujer!



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