- El pasado 1 de enero de 2025 Lula Da Silva cumplió dos años en el Gobierno. El día 8, se conmemorarán también dos años del intento de golpe de Estado perpetrado por seguidores bolsonaristas, que buscaron tomar violentamente el Palacio de Planalto (Ejecutivo), el Congreso (Legislativo), y la Corte Suprema (Judicial).
- El Poder Judicial brasileño, que en su momento fue complaciente con la irregular destitución de Dilma Rousseff y encarcelamiento de Da Silva, se ha posicionado contundentemente contra el golpe de la extrema derecha, y el presidente del Tribunal Supremo, Alexandre de Moraes -quien fuera ministro del Justicia de Michel Temer- es hoy la cara más visible del accionar judicial sobre el golpismo bolsonarista.
- Hasta la fecha, la Justicia y la Policía Federal han acusado a 37 personas (25 de ellos militares) por el mencionado intento de golpe del Estado (al que se ha sumado la investigación por intento de magnicidio). La principal medida ha sido la inhabilitación a Bolsonaro para concurrir a elecciones hasta 2030. Si el resto de las denuncias prospera, Bolsonaro podría afrontar también una pena máxima de 28 años de cárcel y 30 de inhabilitación.
- A pesar de los reveses judiciales, los partidos ligados al bolsonarismo y particularmente otras fuerzas de centroderecha y de derecha continúan operando con éxito en el plano electoral y en el político. Los resultados de las pasadas elecciones locales permitirán que este amplio espectro conservador gobierne durante los próximos 4 años la mayoría de los municipios del país.
- En este espectro que va del centro derecha a la extrema derecha se encuentran los partidos que han obtenido la mayor cantidad de municipios: Partido Social Democrático -PSD, uno de los más importantes del llamado Centrao y el que mejor desempaño tuvo en las municipales- (887), Movimiento Democrático Brasileño (MDB, 853 municipios), Partido Popular (PP, 747), Uniao (583) y Partido Liberal -PL, la sigla de de Bolsonaro (516)-. El Partido de los Trabajadores (PT) se encuentra en noveno lugar (252 municipios) y otros partidos de centro izquierda, como el Partido Socialista Brasileño (PSB) y el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) obtuvieron 309 y 272, respectivamente. PSB y PT ganaron una capital cada uno, y el histórico PSDB, con una debacle ya de larga data, ninguna.
- En cuanto al desempeño en las capitales estatales, se repite la tendencia: el PL ganó 4; MDB y PSD 5 cada uno; Uniao 4; Podemos y PP 2 cada uno; y Avante, Republicanos y PT 1.
- Este mapa electoral incide sobre una dinámica parlamentaria que en las elecciones generales de 2022 fue configurada también bajo un fuerte signo conservador. En 2022, el PL de Bolsonaro obtuvo importantes resultados en ambas cámaras legislativas (primera fuerza, con el 17% de Diputados y el 25% en el Senado), la coalición liderada por el PT como segunda fuerza (sumando el 14% en Diputados y 13% en el Senado), y otros partidos del Centrao como Uniao (9% y 6%, respectivamente), Progresistas (8% en ambas cámaras), PSD (8% en Diputados y 11% en el Senado) y MDB (7% en Diputados y 4% en el Senado) quedaron en los siguientes puestos de importancia.
- En un sistema político altamente fragmentado y multipartidista como el brasileño, ningún Gobierno puede depender sólo de los votos de su coalición. De ahí la importancia de las negociaciones con infinidad de partidos que pasan a conformar, sin ningún tipo de fidelidad, la llamada “base aliada”. La base aliada del Gobierno Lula, por tanto, representa más de 1/3 del Legislativo y está compuesta tanto por partidos de izquierda y centroizquierda (como el PSol y Partido Comunista de Brasil, entre otros) como del Centrao, destacándose entre ellos el MDB y el PSD, que tuvieron un excelente desempeño en las pasadas elecciones locales.
- De este modo, la correlación de fuerzas del centro derecha y derecha en el parlamento y en el poder local puede constituir una poderosa palanca de cara a los comicios generales de 2026, ya que los mayores recursos y partidas presupuestarias electorales a nivel federal permitirán a los electos prefeitos (alcaldes) y vereadores (concejales) ser potenciales candidatos a ocupar bancas, tanto en el Senado como en el Congreso, pudiendo ampliar aun más las curules conservadoras.
- En relación a la dinámica legislativa y el Gobierno de Lula, la segunda mitad del mandato comienza con un Presupuesto 2025 sin aprobar; si bien esto no es una excepción y el Gobierno tiene garantizada una partida para los principales programas sociales, es un ejemplo más de las dificultades que ha tenido el Ejecutivo para conseguir aprobar normativas importantes. Algunas de ellas, como el Paquete de recorte de gastos, la dilatada Reforma Tributaria, el Programa de Movilidad Verde e Innovación y la Ley de Directrices Presupuestarias, entre otras, fueron aprobadas no sin antes negociar con la base aliada modificaciones y/o concesiones. La posible reforma ministerial es un caso ejemplificador: para mejorar la dinámica de tratamiento y aprobación de proyectos, el Gobierno está evaluando cambios en la titularidad de algunos ministerios, como demandan algunos partidos de su base aliada (especialmente MDB y PSD).
- La relación del Ejecutivo con el Tribunal Supremo, por su parte, está siendo armónica, en tanto el segundo se ha destacado por posicionarse a favor de medidas progresistas que son rechazadas o frenadas en un Legislativo conservador, particularmente las que tienen que ver con derechos individuales y sociales (como atención médica de la población trans, desincriminación del uso de drogas, combate a los incendios en la Amazonía, entre otros).
- Finalmente, cabe destacar que el Gobierno consiguió restituir muchas de las políticas emblemáticas que Bolsonaro eliminó o vació a poco de asumir: algunos de los de mayor impacto son Bolsa Familia (ayudas directas para la población más desfavorecida), Minha Casa Minha Vida (programa de viviendas sociales), Mais Médicos (destinado a ampliar regional y socialmente el alcance de la salud). A ellos agregó otras acciones como la promulgación de la Ley de igualdad salarial entre hombres y mujeres, la creación del programa de farmacias populares, el fortalecimiento del Fondo Nacional de Asistencia Social (con una inversión de 3,4 mil millones de reales sólo en 2024), y la elevación del salario mínimo por encima de la inflación. Junto a ello, el relanzamiento del Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC) -establecido por Lula en 2007 y continuado por Rousseff-, que compromete una inversión de 1,7 mil millones de reales para mejorar la infraestructura y las áreas sociales del país, ha permitido motorizar la creación de empleo y mejorar las condiciones sanitarias, educativas y de movilidad.
- La reconducción democrática del país también se ve reflejada en la opinión de la población respecto de la asonada golpista de 2023: según la encuesta Quaest (6/1/25), el 86% de los brasileños se posicionan contra el ataque en Brasilia. Si bien es previsible que entre los votantes de Lula la cifra sea ligeramente mayor (88%), el rechazo de los votantes bolsonaristas asciende a un nada desdeñable 85%.
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