miércoles, 4 de diciembre de 2024

La Unesco en el banquillo de los acusados

 ALEXANDRA MULINO

El Instituto Internacional de la Unesco para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (Unesco Iesalc) en conjunto con el Centro Internacional para la Innovación en Educación Superior bajo la asistencia de la Unesco (Unesco-Ichei), llevaron adelante un proyecto de investigación sobre los desafíos tecnológicos de la educación superior en la región después de la pandemia de covid-19.

Después de un exhaustivo estudio, levantaron el informe titulado Transformación del Paisaje Digital de la Educación Superior en América Latina y el Caribe. Estos apreciaron los esfuerzos razonables de los gobiernos de la región para adaptarse a estas nuevas demandas en el marco de la racionalidad digital si bien subrayaron los obstáculos significativos que aún enfrentan en esta materia: entre tantos aspectos, resaltaron “la falta de acceso a internet, además de la infraestructura desactualizada y habilidades digitales limitadas entre docentes y estudiantes”.

Ahora bien, vale la pena detenerse en las limitaciones expuestas. Si bien, esta multilateral entusiasma a los gobiernos latinoamericanos a invertir en la reforma digital de la educación superior a favor de una “educación inclusiva y de calidad como parte de los Objetivos del Desarrollo Sostenible 2030”, en ningún momento denuncia el problema del antidesarrollo promovido por los Estados Unidos como hegemón de esta área hemisférica.

La Unesco insta a los gobiernos de la región a su rápida actualización digital y técnica sin preocuparse por el grave problema estructural que funge como rémora para la tan ansiada modernización. Aparte de obviar las complejas sanciones internacionales impuestas por el imperialismo norteamericano a Venezuela, Cuba y Nicaragua.

Por otra parte, impulsan estos cambios cualitativos sin el necesario acompañamiento del pensamiento crítico Nuestro Americano, de las ciencias sociales y humanas. En consecuencia, cabe preguntarse: ¿a cuáles intereses responden? ¿Al capital financiero? ¿A las nuevas formas del trabajo en la globalización?

Extrañamente, el magnate Elon Musk, entusiasta impulsor del desmantelamiento del Estado de Derecho, Justicia e Interventor, perfecciona Starlink, el internet satelital que aspira una cobertura global, bajo condiciones geopolíticas que desafían la estabilidad soberana de las naciones. ¿La Unesco sabe a quién le hace el juego?

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