miércoles, 27 de agosto de 2025

1902: una anécdota durante el bloqueo

 ALEXANDRA MULINO

Ramón J Velásquez, en su libro Memorias de Venezuela, volumen III, de Alcántara a Castro, 1878-1908, ˗compilación de artículos publicados en El Nacional durante los años 60 del siglo XX, ˗relató suceso de sumo interesante ocurrido durante los días del bloqueo.

El periodista y político Carlos Benito Figueredo, otrora cónsul de Venezuela en Trinidad, narró el reclamo del ministro de Relaciones Exteriores a su investidura por la apreciación nefasta que tenía el régimen colonial de Trinidad del gobierno de Cipriano Castro.

“Comenzaban los días del bloqueo: En Trinidad (…) había sido apresado por un crucero inglés nuestro vapor Bolívar, atentado que participé en el acto al general Castro. En seguida cerré el Consulado y tomé un vapor para La Guaira, el último, por cierto, que tuvo entrada a nuestro puerto principal”.

Una vez en Miraflores, en el despacho presidencial, Figueredo expuso a Castro el talante hostil de “las potencias y la inconcebible actitud de las autoridades coloniales de Trinidad parcializadas todo el tiempo contra su administración”; si bien, antes de su viaje a Venezuela, este recibió un comunicado preocupante por el tono político del ministro de Relaciones Exteriores.

“…había llegado a conocimiento del despacho a su cargo, que mis relaciones con las autoridades de Trinidad eran muy tirantes y desagradables”. Al respecto, Castro le preguntó si había respondido tal despropósito. Figueredo respondió que después de cavilar un tiempo había escrito una contestación que le leyó en seguida.

El general consideró muy “tibia” la réplica; por lo tanto, resolvió dictarle a su subalterno las líneas que debía dirigir al preocupado ministro: “¿(…) cómo extrañaba él que fueran tirantes, desagradables, agrias, etc, mis relaciones con las autoridades de Trinidad enemigas de mi patria, de mi causa y de mi jefe? (…) ¡Qué traición y felonía hubiera sido mi conducta si yo hubiera estado como cónsul de Venezuela y como restaurador a partir un confite con aquellas autoridades enemigas!”.

Figueredo exclamó: ¡Y qué respuesta! ¡El ministro no ha resollado aún! El referido acontecimiento ocurrido hace más de cien años dice de la aún vocación colonialista de Trinidad y Tobago y de la mentalidad neocolonial de algunos connacionales.


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