Aurora Lacueva
Frente a la crisis ecológica en la Tierra, debemos actuar juntos y debemos hacerlo ahora: este es el mensaje del documental La Carta, protagonizado por el papa Francisco y cinco luchadores ambientalistas procedentes de diversas partes del mundo. El pasado 4 de octubre, Día de San Francisco de Asís –el santo que cantó alabanzas al Hermano Sol y a la Hermana Agua-, fue el estreno de la película en el Vaticano. La misma puede ser vista gratuitamente por Youtube.
El filme nos presenta a cinco personas muy diferentes, pero unidas por su preocupación acerca de las fuerzas devastadoras que se están desatando con el cambio climático y la amenaza que esto representa para la vida en la Tierra, incluyendo la vida humana. Los participantes nos permiten escuchar cuatro voces: la de los pobres, la de los pueblos indígenas, la de los jóvenes y –a través de dos investigadores- la de la vida silvestre. Darle un rostro a cada sector nos ayuda a conectarnos con la problemática de manera más rápida e impactante. Así, conocemos los datos generales sobre sequía o deforestación, pero también vemos a quienes sufren debido a ello. Por ejemplo, el joven de Senegal que vio el fin de la granja de sus padres, o el cacique del Amazonas enfrentado a las muy poderosas compañías destructoras de los bosques donde su gente ha habitado durante milenios.
Además, la película nos ofrece extraordinarias imágenes de distintos ambientes y fenómenos.
Independientemente de que estemos o no de acuerdo con su enfoque en forma total, resulta muy positivo que grandes líderes religiosos del mundo como el papa Francisco se involucren en estos retos clave de nuestra época: el calentamiento global y la pérdida de biodiversidad. Los líderes espirituales pueden mover los corazones de mucha gente y presionar por acciones más eficaces que eviten el rumbo tan negativo que llevamos. Y es que todavía no terminamos de entender lo que está pasando: todavía hay quienes por los medios de comunicación minimizan la magnitud de los problemas y se burlan de los “comeflores” que proponen nuevas maneras de vivir. Todavía grandes empresas petroleras, mineras y de la agroindustria quieren seguir como si nada estuviese pasando. Y los dirigentes políticos evaden responsabilidades. La esperanza está en nuestra reacción y nuestra participación.
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