Yldefonso Finol
Epígrafe
Carta de Bolívar a Urdaneta: "Si los traidores triunfan, la América Meridional no será más que un caos, pero, a la verdad, yo no concibo tal triunfo. Unos viles ladrones no pueden formar masa capaz de combatirnos". (Caracas, 18 de abril de 1827)
I
La República Bolivariana de Venezuela ha vivido en las últimas dos décadas la arremetida de poderes fácticos internacionales, encabezados por el imperialismo estadounidense, que ha contado con la vergonzosa connivencia de un puñado de personas con nacionalidad venezolana, dedicadas a hacerle daño a nuestro pueblo.
Esta persecución, acrecentada ferozmente desde el fallecimiento del Comandante Presidente Hugo Chávez, trocó en una guerra multiforme y mutante contra el Proyecto Bolivariano, causando gravísimas consecuencias para la vida, la salud, y los derechos humanos en general del pueblo venezolano, tal como ha sido constatado por la Relatora de Derechos Humanos de Organización de las Naciones Unidas en su informe sobre el impacto de las medidas coercitivas unilaterales y el bloqueo impuesto por el gobierno de Estados Unidos contra la población venezolana.
La guerra imperialista contra Venezuela, además de provocar la destrucción de nuestro signo monetario devaluando el poder adquisitivo de las mayorías trabajadoras que habían alcanzado niveles privilegiados los primeros tres lustros de la Revolución Bolivariana, ha desatado una masiva campaña mediática de linchamiento de la venezolanidad, pretendiendo debilitar la cohesión patriótica del país y promoviendo la xenofobia antivenezolana en sectores atrasados espiritualmente en varios países de la región.
Dicha campaña, tiene como objetivo simbólico fundamental, destruir la imagen misma del Libertador Simón Bolívar, contra el cual se han coaligado la derecha política mundial, la transnacional mediática, la industria editorial, logias del pensamiento neocolonial y pro-imperialista, conformando un bloque ideológico antibolivariano.
El ataque sin tregua ni escrúpulos, pero con muchos recursos, pasa por la proliferación de chismes sobre la vida personal de Simón Bolívar, para lo cual facturan a famosos escritores y a cualquier fantoche de esquina que se preste para calumniar al Libertador, hasta la sistemática prédica sobre el supuesto fracaso del Proyecto Bolivariano. No hacen sino rumiar como cabras los viejos despechos de personajillos que en tiempos de Bolívar, mientras éste lideraba el Ejército que venció al Imperio Español, se dedicaban a la intriga de salón y a destilar sus miserias humanas por la envidia que les provocaba aquél Genio de América.
¡Así estará de vigente la Doctrina Bolivariana, que aún la odian y acechan los esclavistas y oligarcas de nuevo cuño!
No hay nada más temido por los imperialismos que la Doctrina Bolivariana: ese pensamiento nacional venezolano para la emancipación antiimperialista de Nuestra América, "la igualdad establecida y practicada", y el buen gobierno popular y democrático.
La elite derechista de Venezuela, es esencialmente antibolivariana, por tanto, traidora de la Patria, dispuesta a convertirse en mercenaria servil de intereses foráneos, como lo han hecho azuzando a gobiernos enemigos para que nos apliquen medidas coercitivas unilaterales, bloqueos, aislamiento diplomático, robo de activos, y hasta incursiones terroristas, intentos de magnicidio e invasión militar extranjera.
Esta pandilla de malinches, se ha coaligado con el narcoparamilitarismo colombiano en una aventura secesionista para despedazar nuestro territorio y entregarles el Golfo de Venezuela y el Lago Maracaibo, apetecidos por esa oligarquía desde tiempos coloniales; también se han atrevido a ofrecer como botín pirático nuestra Guayana Esequiva, a cambio de apoyos para su confortable conspiración desde lujosos hoteles extranjeros. En lo simbólico, se han burlado de nuestra Bandera Nacional y nuestro sagrado Himno Gloria al Bravo Pueblo, como forma extrema de degradación antinacional.
Ante estas agresiones traicioneras, el pueblo bolivariano ha resistido con una entereza que causa la admiración de las buenas personas de todas las latitudes. Somos herederos de la gesta heroica más colosal que pueblo alguno haya realizado en este continente. En harapos y descalzos libertamos la mitad de Suramérica, y regresamos a nuestros patios de crianza y labranza sin un gramo del oro y la plata de los países que vieron nacer su Independencia de nuestros sacrificios. Somos el Pueblo de Simón Bolívar, Antonio José de Sucre y Rafael Urdaneta, de Ana María Campos, Josefa Camejo y Juana Ramírez.
Nuestra principal riqueza es nuestra historia; reafirmarnos en ella nos cohesiona como colectivo nacional, con unos valores humanos que son la roca fundadora de la venezolanidad. Revalorizar nuestro vínculo a las raíces ancestrales nos hará un pueblo indestructible. La lealtad a la épica y la querencia venezolanas, nos garantizará la victoria sobre estas horas difíciles, y el resurgimiento de las conquistas socioeconómicas que los enemigos nos han arrebatado…por ahora.
En este orden de ideas, imbuidos en la inspiración patriótica que representa la conmemoración del ciclo Bicentenario, con la liberación de Maracaibo y Coro por la División de Rafael Urdaneta, y el gran triunfo en la gloriosa Batalla de Carabobo conducida por el Libertador Simón Bolívar, invocamos la exaltación de la lealtad a la Patria, como principio inmanente a la ciudadanía de la República Bolivariana de Venezuela, única forma de garantizar la independencia, inviolabilidad, inmunidad, autodeterminación y perpetuidad de la Nación.
Este valor insustituible lo representa en nuestra historia el General en Jefe Rafael Urdaneta, al que ni la enfermedad pudo impedir su heroísmo; el hombre que soportó por largos años la tortura de un cálculo de 7 centímetros y 134 gramos de peso en la vejiga urinaria, dolencia que frustró su presencia en la Batalla de Carabobo del 24 de junio de 1821; pero ese mal agudo no evitó su protagonismo en las campañas militares que ganaron nuestra Independencia, ni en el desempeño cabal de los destinos que se le encomendaron en el Gobierno Revolucionario.
II
El 18 de mayo de 1813, Rafael Urdaneta, natural de Maracaibo, Venezuela, actuando como Sargento Mayor, Comandante del Batallón Número 3º de la Unión, en el Ejército del Norte de la Nueva Granada, bajo las órdenes del Coronel Manuel Castillo, ante la insubordinación de este jefe y otros oficiales granadinos como el Sargento Francisco de Paula Santander, que ponían al borde del fracaso la operación que el Coronel Simón Bolívar, jefe de la expedición, se proponía sobre Mérida y Trujillo, la cual fue autorizada por el Presidente del Congreso de la Unión, Camilo Torres; el Teniente Coronel graduado Rafael Urdaneta tomó la iniciativa de dar un espaldarazo a la jefatura de Simón Bolívar y a la pertinencia de su plan para liberar a Venezuela.
En consecuencia, manifestó: "General: si con dos hombres basta para emancipar la Patria, pronto estoy a acompañar a Usted."
Es éste el primer acto de postulación de Simón Bolívar al rango de líder político-militar de la naciente gesta independentista, que salvó la Campaña Admirable, sumando la oficialidad granadina que se bañó de Gloria en los campos de batalla venezolanos como Girardot, D’Elhuyar, los Ricaurte, los París, entre otros de su antiguos compañeros de juventud y luchas.
Este gesto decidido del General en Jefe Rafael Urdaneta, amén de representar en nuestra Historia Patria el más sublime voto de lealtad traducido en una vida de fidelidad al Libertador y a la Causa Bolivariana, significó el primer acto de reconocimiento del liderazgo político-militar de Simón Bolívar para realizar la proeza de la Emancipación Americana, que comenzó con esa exitosa marcha renombrada en el historiografía con el acertado título de Campaña Admirable.
En las complicadas dificultades que llevaron a la caída de la II República, por el arrollador avance de las fuerzas de José Tomás Boves, Francisco Tomás Morales y el Capitán General Juan Manuel Cajigal, y ante la falta de apoyo de algunos jefes orientales, Bolívar y Mariño deben replegarse a Margarita, siendo traicionados por el corsario italiano Bianchi, quien roba los tesoros de la nación y abandona a los patriotas en la playa; Rafael Urdaneta, con su pericia militar y aplomo, sin saber esas noticias, pero deduciendo, por la falta de comunicación, la derrota sufrida por nuestras fuerzas en el centro del país, emprende una retirada admirable desde San Carlos, siguiendo en sentido inverso la ruta por la que entraron el año anterior desde Nueva Granada, y logrando conservar la fuerza bajo su mando y otras menores que se le sumaron en el camino. Enterado El Libertador de la hazaña de su compañero, que ya lo había sorprendido con la defensa a muerte que hizo de la sitiada Valencia, donde con 250 fusileros resistió varias embestidas de tres mil realistas, le expresó el 27 de octubre de 1814 desde Ocaña:
"Señor General Rafael Urdaneta.
Mi querido Urdaneta.
Con la más grande satisfacción he sabido que Usted ha salvado el ejército de Caracas con el cual podemos decir que ha salvado las esperanzas de la república; este servicio es grande: este servicio lo aprecio yo en tanto como la más grande victoria, aunque algunos tengan que criticar una operación tan prudente y acertada; yo le doy a Usted las gracias en nombre de Venezuela, que si vuelve a ser libertada deberá a Usted este beneficio."
Y así fue.
Durante los primeros días de mayo de 1817, una nueva intentona de desconocer la jefatura de Simón Bolívar se convocó en la ciudad oriental de Cariaco, bajo la fachada de "congreso" integrado al antojo de los cabecillas de la trama, el canónigo José Cortés de Madariaga y el caudillo oriental General Santiago Mariño, proclamando una etérea república federal a la sombra de la Constitución de 1811, y atribuyéndose falsamente la representación de Bolívar para diluir su mando en un triunvirato cuya intención subrepticia era entregar el poder supremo a Mariño; en esta peligrosa desestabilización para la renaciente República de Venezuela, el General en Jefe Rafael Urdaneta vuelve a hacer gala de su lealtad bolivariana y dicta cátedra de sapiencia política. Establecido en Barcelona, rodeado de antiguos subalternos de Mariño, algunos de los cuales podrían estar involucrados en la conspiración, se opone radicalmente a la patraña, pone su nombre y prestigio por delante para defender la jefatura de su camarada Libertador, y esta conducta ejemplar influye definitivamente en Antonio José de Sucre, quien convencido por los argumentos de Urdaneta, se pasa al bando bolivariano y va detrás del zuliano a fortalecer la posición de Bolívar que estaba completando la toma de Guayana, a la que entran victoriosos.
En la naciente Primera República Bolivariana en Angostura, el General en Jefe Rafael Urdaneta jugó un papel fundamental para consolidar la presidencia de Simón Bolívar; asumiendo la conducción de la división de Piar tras el lamentable desenlace de este jefe militar, reorganizando y moralizando la tropa; preparando a la Legión Inglesa para ser incorporada al Ejército Libertador bajo las pautas venezolanas, por orden expresa del Jefe Supremo; acudiendo a los Llanos a establecer comunicación directa con Páez para sumarlo al plan diseñado por Simón Bolívar, entre otros grandes servicios en la gestión ejecutiva, legislativa y diplomática.
En la crisis política provocada por el movimiento oligárquico paecista conocido como "La Cosiata", que degeneró en el antibolivarianismo venezolano, el General en Jefe Rafael Urdaneta, se mantuvo firme en su consecuente posición bolivariana, estando listo para asumir la defensa del proyecto histórico emancipatorio en el terreno que fuese, siempre en coordinación y subordinado disciplinadamente a su compañero Libertador.
Cuando ocurrieron los gravísimos sucesos ocurridos en Bogotá la noche del 25 de septiembre de 1828, donde la traición criminal santanderista activó una conspiración para asesinar al Padre de Colombia, al Genio de América, el General en Jefe Rafael Urdaneta, blanco también de los mercenarios, salió a las oscuras calles con un puñado de valientes patriotas, tomó la ciudad, desbarató a los complotados, los apresó, y pacificada la plaza, la entregó, leal y fraterno como siempre, a su hermano de vida El Libertador Presidente; también administró justicia proponiendo sanciones ejemplarizantes para los culpables del frustrado magnicidio que, aunque no logró su más abominable propósito, cobró la vida de valerosos ciudadanos que fueron víctimas de los cobardes fratricidas.
En el peor momento para la gesta bolivariana, cuando El Libertador, agobiado por los quebrantos de su salud y las decepciones políticas con que las miserias humanas hirieron su espíritu, abandona el poder y se propone marchar lejos, el General en Jefe Rafael Urdaneta, sostiene erguido la antorcha libertaria que alzaron desde los primeros días de la epopeya independentista, asume con total entereza su condición bolivariana, realiza las más osadas acciones para reivindicar la Gloria de su líder, aunque fuesen en vano por las crudas realidades que ya determinaban el desmoronamiento del Proyecto Bolivariano, y más allá de la muerte del Libertador, acorralado por los enemigos, sin recursos y exiliado, cuando logra retornar a Venezuela, el General en Jefe Rafael Urdaneta no dejó ni un instante de honrar la memoria de su amado amigo Simón Bolívar; es él quien reivindica su nombre en la patria natal, organiza la parada militar que recibe sus restos inmortales, y preside las instituciones creadas para eternizar su legado.
El 18 de mayo debe erigirse en monumento conmemorativo de la indestructible camaradería y entrega altruista a la emancipación que siempre cultivaron El Libertador Simón Bolívar y el General en Jefe Rafael Urdaneta, ejemplo de valores universales para ésta y las nuevas generaciones de venezolanas y venezolanos. Esta conmemoración será una ofrenda de la Patria a sus héroes y heroínas, revalorizando el estudio y el trabajo como vías al engrandecimiento de la República Bolivariana de Venezuela, y la construcción de una mejor sociedad.
Economista. Militante chavista. Poeta. Escritor. Ex constituyente. Cronista de Maracaibo
caciquenigale@yahoo.es @IldefonsoFinol
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