lunes, 3 de noviembre de 2025

La Crisis de Gobernanza en EE. UU. y la Proyección de la Amenaza Militar

 Caracas, D.C. – El panorama político en Estados Unidos ha trascendido la simple polarización para revelar una profunda tensión sistémica que amenaza los cimientos de la superpotencia global. Lejos de ser síntomas aislados, la erosión de la arquitectura constitucional, la instrumentalización de la política exterior y un malestar socioeconómico rampante convergen para señalar una crisis de gobernanza que ejerce una presión sin precedentes sobre su hegemonía

Por Soc. Kelly J. Pottella G.

El sistema de pesos y contrapesos de la democracia estadounidense está siendo desafiado activamente por un Poder Ejecutivo que busca minar la función y autoridad del Congreso, según análisis de la Institución Brookings. Esta dinámica refleja una peligrosa tendencia hacia el unilateralismo ejecutivo, visible en la proliferación de acciones ejecutivas en áreas críticas. La anticipación a la pérdida de control legislativo fuerza a la búsqueda de vías alternas para gobernar.

La amenaza constante de recurrir al gobierno por decreto se ha convertido en una herramienta para eludir el debate. Informes del Servicio de Investigación del Congreso (CRS) señalan una expansión del uso de órdenes ejecutivas a niveles históricamente altos. La consideración de la Enmienda XXV en medio de controversias sobre la capacidad presidencial subraya la profundidad del quiebre institucional, debilitando la confianza interna y la fe de los aliados externos en la estabilidad de la Pax Americana.

En paralelo, la política exterior estadounidense ha despojado al tema del narcotráfico de su base logística para utilizarlo como un arma retórica con objetivos geopolíticos claros. La insistencia en que el fentanilo de origen asiático ingresa principalmente «a través de Venezuela» es una construcción discursiva que carece de sustento geográfico y logístico, según la DEA y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) en su informe de 2024. Su verdadero propósito, es instrumentalizar la crisis de salud pública interna para justificar medidas de presión y amenazas militares contra Caracas, buscando el cambio de régimen, como se discute en análisis sobre riesgo geopolítico del Council on Foreign Relations (CFR).

La ruta más eficiente para las drogas asiáticas es consistentemente a través del Océano Pacífico, vía México y Ecuador. El Comando Sur (SOUTHCOM), en sus informes y operaciones, revela que el Pacífico Oriental es la principal zona de flujo. Esta retórica impacta directamente en las relaciones bilaterales, forzando a aliados tradicionales a responder a narrativas internas estadounidenses, y no a realidades logísticas, en el teatro político de Washington.

El quiebre político y la retórica exterior se enmarcan en un contexto de presión socioeconómica que amenaza la estabilidad interna. El país se encuentra en un estado de parálisis fiscal, con una deuda federal que ha superado los niveles históricamente sostenibles, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO) en sus informes de perspectivas presupuestarias. Esta espiral de endeudamiento y el riesgo constante de incumplimiento de obligaciones básicas generan una crisis de liquidez. La inestabilidad fiscal interna tiene un efecto directo en la credibilidad internacional del dólar como moneda de reserva global. El descontento ha escalado, evidenciado por la participación masiva en protestas, documentadas por el Project on Public Protest de Harvard, lo que indica que la fractura social es profunda.

La crisis actual en EE. UU. no es una fase cíclica, sino un quiebre en tres dimensiones que revela la vulnerabilidad de su sistema. La fractura interna se proyecta externamente como un teatro geopolítico, donde la búsqueda de un chivo expiatorio sustituye la solución estructural en casa. El colapso de la fe pública en sus instituciones y la manipulación de su política exterior confirman que la crisis de la superpotencia se manifiesta, primariamente, como una crisis de credibilidad.

La crisis de gobernanza en Washington ya ha trascendido el mero teatro político para convertirse en una amenaza militar palpable sobre la Nación. El vencimiento inminente del lapso naval sin autorización congresional, la señal de la cuenta regresiva electoral en EE. UU. y el despliegue de activos como el buque Iwo Jima a 200 kilómetros de una base aérea venezolana, son la materialización de esa presión unilateral.

Las alertas de ataque en la prensa estadounidense, el «jamming» electrónico sobre la costa —una táctica consistentemente previa a una agresión— y la Alerta Máxima Nivel 1 decretada por la vecina Trinidad y Tobago, confirman la seriedad de la situación. Ante esta realidad, que el General en Jefe Vladimir Padrino López calificó como “la mayor amenaza militar contra nuestra patria en los últimos 100 años”, el apoyo estratégico solicitado a Rusia, China e Irán garantiza una respuesta de defensa robusta. Por ello, más que nunca, la respuesta requiere de Nervios de Acero, Calma y Cordura, y Máxima Conciencia para la organización y la movilización en la defensa de la soberanía nacional.



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