lunes, 8 de diciembre de 2025

Columna de Juan Martorano Edición 449: Una administración (La de Trump) varios gobiernos (En Estados Unidos)

 Juan Martorano

Para poder entender la confrontación de Trump con Venezuela hay que verla dentro de una crisis global mucho más amplia: la del agotamiento de la hegemonía occidental y la del propio sistema capitalista. Sergio Rodríguez Gelfenstein, la disputa geopolítica no se centra en el Atlántico Norte sino en Eurasia, donde China y Rusia ocupan un papel determinante. Además, el poder bélico ha dejado de ser el único factor de dominación, pues hoy la hegemonía se juega también en los terrenos económico, financiero, científico y tecnológico, campos en los que Estados Unidos está en franca desventaja.

Asimismo la administración Trump en esta segunda parte y coincidiendo con Rodríguez Gelfenstein, no puede caracterizarse como una simple administración republicana o demócrata, sino como la administración Trump. Esto debido al entramado multisectorial que incluye al Make America Great Again (MAGA) donde tiene a sus máximos exponentes a Richard Grenell y a J.D. Vance como sus máximos representantes y sectores neoconservadores y neofascistas liderados por Marco Rubio y sus «Three Crazy Cubans» cuyos votos en el senado son importantes para aprobar el presupuesto a Trump, entre otras materias. Pero también está el sector de la tecnología encabezado por Elon Musk, pasando por el «Estado Profundo» de Wall Street, la DEA representando el narcotráfico y el complejo tecnológico militar industrial.

Es decir, que por la medida chiquita, dentro de esta administración de Trump hay seis grupos de poder con agenda e intereses propios, traducidos en 11 actores que quieren «su pedacito de torta» en este gobierno de Trump.

Y de ahí, que esta configuración interna de su gobierno explica la contradicción de negociar con el presidente Nicolás Maduro a través de Richard Grenell, al tiempo que se despliegan amenazas militares en el Caribe.

Y aquí está la clave de que una invasión militar contra Venezuela es poco probable debido a la falta de consenso interno en Estados Unidos, el rechazo regional y la ausencia de condiciones favorables en el país. Sin embargo, no se descarta acciones terroristas o desestabilizadoras, advirtiendo que la principal arma de Venezuela sigue siendo la unión del pueblo, el liderazgo de Maduro y la disposición combativa de su Fuerza Armada.

Incluso el de una asonada militar policial liderada por militares disidentes, traidores, ex policías sobre todo los vinculados con Simonovis y bandas criminales captadas con claros objetivos políticos. Tal vez de ello podríamos referirnos en próximas ediciones de nuestra columna.

La situación hay que verla a partir de dos dimensiones: la internacional y la interna de Estados Unidos.

En el primer caso, nos parece necesario decir que en el mundo de hoy ningún hecho está aislado del otro. En esa medida, analizar los fenómenos que ocurren de forma aislada no permite tener una visión holística del asunto. La conflictividad mundial que se manifiesta en diferentes latitudes y longitudes del planeta y en todos los continentes es expresión de una crisis general de la hegemonía occidental, en particular de Estados Unidos y en última instancia, es una crisis del capitalismo como modelo económico social que no ha podido resolver los grandes problemas de la humanidad. Esta crisis se diferencia de las anteriores en que no es de carácter cíclica sino que manifiesta elementos de índole estructural y que en su desarrollo dialéctico, avizora un cambio de época y de sistema.

En su desarrollo, está generando condiciones para la emergencia de un mundo nuevo, con contornos difusos aún, pero que expresa un indudable avance respecto del pasado. Así, se manifiestan tres características fundamentales que dan cuenta de la transformación estratégica de la hegemonía:

El espacio noratlántico está dejando de ser el eje de las decisiones políticas en el planeta. Ese rol está siendo asumido por Eurasia. En este territorio, la presencia de Estados Unidos y Europa es irrelevante ante el determinante papel que están jugando China y Rusia en él.

A diferencia del pasado que exponía una preponderancia de los mares y océanos ahora, tal foco se manifiesta desde un espacio terrestre. Eso implica la necesidad de una transformación estructural de la doctrina militar y por tanto de la organización y las misiones de las fuerzas armadas que deben pasar de la preponderancia naval a la terrestre. Los portaaviones dejaron de ser la más importante arma ofensiva. Ese rol lo juegan ahora los misiles hipersónicos que solo poseen Rusia, China, Irán y la República Popular Democrática de Corea.

Ahora, la hegemonía no sólo se está construyendo desde el poderío bélico, también está influyendo de forma determinante el potencial económico y financiero y sobre todo el científico-tecnológico en los que Estados Unidos está perdiendo la batalla.

Estados Unidos y Occidente están enfrentando conflictos en Ucrania, Palestina, África, Asia Occidental (en varios lugares de su geografía), Yemen, Irán, Europa y…el Caribe. En la medida que está perdiendo la guerra en su dimensión estratégica en los planos económico, comercial, científico y tecnológico y, considerando que el dólar está siendo usado cada vez menos, su única posibilidad de responder a esta situación de alta conflictividad es a través de la amenaza, el chantaje y la violencia, ya sea usando instrumentos bélicos o, de igual manera, los comunicacionales, culturales y mediáticos. Estos factores están presentes en todo el mundo y por supuesto en la agresión imperialista contra Venezuela desde el Mar Caribe.

De otra parte deben ser considerados los particulares factores internos de Estados Unidos que están incidiendo como nunca antes en la dinámica internacional. Tal vez sea esta la primera vez en la historia que el gobierno de Estados Unidos no pueda ser caracterizado como una administración claramente republicana o demócrata.

Hoy, el gobierno de Estados Unidos es bipartidista y multisectorial, se podría caracterizar sencillamente como «la administración Trump», formada de manera obvia por republicanos, pero también por demócratas (Tulsi Gabbard, Directora de Inteligencia Nacional y Robert F. Kennedy Jr., Secretario de Salud y Servicios Humanos lo son o por los menos lo eran).

Asimismo forman parte de la administración los neoconservadores de la ultra derecha neofascista estadounidense que han hecho una alianza con el lobby cubano americano para intentar mantener a Estados Unidos en una guerra fría ideológica tal como en el siglo pasado con la única diferencia que antes el enemigo era la Unión Soviética y ahora es el Partido Comunista de China.

Otros componentes fundamentales del régimen de Trump es el grupo político e ideológico más próximo a Trump conocido como MAGA (Make American Great Again) , además de sus familiares y amigos más cercanos, así como los multimillonarios de los cuales el más connotado (pero no el único) es Elon Musk.

Trump tiene además que hacer que estos grupos de interés de su administración convivan con el «Estado Profundo» que tiene opiniones propias: (Fuerzas Armadas, comunidad de inteligencia, sistema financiero [Wall Street], medios de comunicación, Complejo Militar Industrial, transnacionales energéticas, la gran industria farmacéutica y el narcotráfico manejado y organizado de forma sistémica por la DEA), sin ninguno de los cuales puede sobrevivir un presidente de Estados Unidos porque todos ellos configuran el sostén de su sistema político.

Es decir que, hoy no se puede hablar de Estados Unidos como si fuera un país monolítico y cohesionado y no se puede hablar de «gobierno estadounidense» como si hubiera uno solo. Hay muchos gobiernos dentro de una misma administración. Trump los une, ellos lo necesitan para conservar espacios de poder y Trump, a su vez, los requiere y los usa para sostenerse en el poder. Es una relación simbiótica.

En el caso de Venezuela y sus relaciones con Estados Unidos, esta situación es particularmente notoria. En simultáneo, el gobierno del presidente Nicolás Maduro debe vincularse con los MAGA (Richard Grenell) con quien se tiene una cierta relación de respeto que ha permitido que Estados Unidos, por instrucciones de Trump, resuelva con prontitud los tres problemas que tenía con Venezuela: el restablecimiento del envío de petróleo, la recepción de los venezolanos deportados y el retorno a su país de los estadounidenses presos en Venezuela por actividades terroristas y delincuenciales. La negociación y el diálogo han permitido solventar estos diferendos en cada caso.

Pero en paralelo, la misma administración, bajo el gobierno de los neoconservadores y los líderes neofascistas cubano americanos, con anuencia del mismo Trump que le ordena a Grenell negociar y dialogar, han desplegado una flota para amenazar a Venezuela con acciones militares bajo argumentos falsos, que no se han podido probar ni demostrar.

Este manejo difuso de Trump responde a ese carácter multi sectorial y de intereses variopintos de su administración y, por cierto, a la personalidad ególatra, soberbia prepotente, narcisista y grandilocuente de alguien que se crió como niño rico y que se acostumbró a vivir de esa manera, es decir obteniendo todo lo que quiere por vía del dinero o de la adquisición por la fuerza cuando algo no estaba a su alcance. Los pueblos del mundo tienen que comprender esta dinámica y aprender a actuar en las condiciones que ella genera.

En el caso de la amenaza a Venezuela, una invasión militar al país es poco probable por varias razones:

-No existe consenso en la administración estadounidense respecto de la validez de una acción de este tipo.

-No hay apoyo de la opinión pública de Estados Unidos a la realización de un ataque de estas dimensiones.

-No hay convicción absoluta en las Fuerzas Armadas de Estados Unidos de poder lograr una victoria inmediata a fin de que su acción no derive en una larga guerra de resistencia que no desean.

-No existe un consenso regional de apoyo a una invasión a Venezuela. Hasta gobiernos leales y subordinados a Washington lo rechazan. No existe el Grupo de Lima.

-No está Duque en Colombia ni Bolsonaro en Brasil para dar el apoyo terrestre necesario para una potencial operación desde el mar.

No obstante todo lo anterior, no se puede descartar que Estados Unidos produzca alguna acción terrorista de otro tipo contra Venezuela. O incluso una asonada militar o policial. En el contexto, su gran problema es cómo salirse del conflicto en que se metió con una «victoria» que le permita demostrar ante su opinión pública que la acción tomada hizo que Estados Unidos fuera más seguro. Eso no es tan difícil ante esa opinión pública idiotizada por el poder mediático.

Por todo esto es que sostenemos que en Estados Unidos hay una administración (La de Trump) y varios gobiernos (la de los grupos con sus intereses claramente definidos).

Por ello, Venezuela debe estar alerta. Las armas de Venezuela son un pueblo unido y movilizado, un liderazgo sólido del presidente Maduro, una fuerza armada desplegada y en total disposición de combate y sobre todo, un pueblo con innegable voluntad de combatir y de vencer.

¡Bolívar y Chávez viven y sus luchas y la Patria que nos legaron sigue!

¡Independencia y Patria Socialista!

¡Viviremos y Venceremos!

Abogado, Defensor de Derechos Humanos, Militante Revolucionario y de la Red Nacional de Tuiteros y Tutiteras Socialistas. Www.juanmartorano.blogspot.com , www.juanmartorano.wordpress.com , jmartoranoster@gmail.com, j_martorano@hotmail.com , juan_martoranocastillo@yahoo.com.ar , cuenta tuiter e instagram: @juanmartorano, cuenta facebook: Juan Martorano Castillo. Canal de Telegram: El Canal de Martorano.  jmartoranoster@gmail.com  @juanmartorano



Venezuela: Dignidad, Resiliencia y el Fracaso de la Coerción Externa

 Por: Soc. Kelly J. Pottella G.

La postura dominante en la política exterior estadounidense sobre Venezuela, si bien parece académicamente aguda en su análisis de la geopolítica de poder, es fundamentalmente ciega a la dignidad, la extracción social y la cultura de nuestro pueblo. Es hora de reexaminar la narrativa actual desde la perspectiva de la realidad venezolana.
El masivo despliegue militar de Estados Unidos en el Caribe, lejos de ser un «giro significativo» que aumente la probabilidad de quiebres internos, constituye una flagrante violación de nuestra soberanía y del espíritu del derecho internacional. Esta presencia naval, equiparable a la capacidad de un grupo de ataque de portaaviones, es percibida en Caracas como una guerra de cuarta generación conducida por medios coercitivos.
La historia demuestra que la «diplomacia de cañoneras» no provoca deserciones; genera solidaridad defensiva. Los venezolanos, tras un largo y complejo proceso de agresión económica y política externa, han forjado una unidad inquebrantable en torno a la paz. Nuestra lealtad no es ciega a una figura, sino a la dignidad de no ser doblegados por una potencia extranjera. Cuando EE. UU. amenaza, no ve un régimen, ve una Nación. La única respuesta cultural y política posible es la resistencia unificada. Observamos con profunda preocupación el destino de otras naciones «liberadas» por la fuerza, y conocemos que el «atolladero prolongado» sería nuestro inevitable destino.
Atribuir la lealtad popular y militar únicamente a «redes de clientelismo» o al «miedo a represalias» es un análisis superficial que ignora la profunda conexión entre el liderazgo actual y las masas históricamente excluidas. El concepto de clientelismo es una etiqueta simplista y ajena a nuestra realidad social.
La verdad es que los sectores pobres y excluidos se identifican con el liderazgo actual porque lo perciben como un reflejo de su propia extracción social y de su lucha histórica. El apoyo no es solo una transacción; es dignificación. La población observa la fragmentación y la lucha interna por el poder en los sectores de la oposición, lo que los despoja de credibilidad popular.
Para que las masas populares se sientan representadas por la oposición, esta debe articular un proyecto nacional que garantice acceso real a oportunidades y a la educación, opciones que paradójicamente han sido bloqueadas por las mismas sanciones externas que supuestamente buscan su «liberación». La unidad popular se mantiene por una profunda indignación ante la agresión que intenta despojarlos del poder y la voz que sienten haber conquistado.
La visión de Venezuela como un mero peón geopolítico ignora nuestra profunda capacidad de adaptación cultural y resiliencia económica. A pesar del bloqueo y las sanciones que estrangulan el acceso al financiamiento internacional, el país ha entrado en un proceso de diversificación económica de facto. El sector privado nacional y la producción interna han sido forzados a crecer para contrarrestar el control externo. El problema central no es nuestra capacidad productiva, sino la estrategia estadounidense de controlar dónde y cómo consumimos globalmente.
La obsesión por controlar la vida y la economía de otros países es un reflejo de una sociedad que, en su propio territorio, ha perdido su centro ético. La «felicidad implícita en ser venezolano», nuestra capacidad de buscar siempre lo mejor en las situaciones, es un factor cultural subestimado. Venezuela, un país que abrió sus puertas a migrantes europeos que huían de la guerra, siente una profunda traición histórica ante el maltrato actual de sus ciudadanos en el mundo.
La agresión contra Venezuela no es la opción. El camino a seguir exige que la oposición logre capitalizar las lealtades que hoy le faltan a través de un proyecto nacional que dignifique al pueblo. La ruta hacia el futuro es la paz y el diálogo, no la bota militar.


Columna de Juan Martorano Edición 448: La activación de la Operación “Nobel” y del Protocolo Reuters

 Juan Martorano 

Para el momento en que escribimos estas líneas, es 6 de diciembre, conmemoración de los 27 años de la elección del Comandante Hugo Chávez como Presidente de la entonces República de Venezuela, derrotando a Henrique «Frijolito» Salas Romer y representando el fin de un ciclo histórico en nuestro país.

También un día como hoy, pero de hace cinco años nos sacamos la espina y recuperamos el control de la Asamblea Nacional, después de cinco nefastos años donde la oposición se dedicó a conspirar y a promover agresiones económicas y financieras, además de invasiones e intervenciones contra el país. Desde una rama del Poder Público Nacional se buscaba la destrucción del Estado Nación venezolano y de la forma republicana que soberanamente nos hemos dado.

Pero como un hilo conductor de las luchas que estamos dando, tanto en el caso de la llegada del Comandante Chávez como en el caso de la recuperación de la Asamblea Nacional, es que hoy queremos desarrollar dos temas, porque estamos seguros que Chávez desde donde esté lo hubiese querido, y además de atender la recomendación que algunos amigos nos han dado de seguir en esta línea de alertar las acciones de guerra de los enemigos de nuestra Patria.

Porque lo que arrancó desde el pasado 2 de septiembre de 2025 con las ya casi 23 o 24 bombardeos a peñeros en el Caribe y en el Pacífico y 87 víctimas de ejecuciones extrajudiciales de las que cuatro serían ciudadanos venezolanos no se trata de un mero intento de EEUU de invadir a Venezuela y un cambio de régimen. Es un nuevo ciclo y una nueva fase de la Guerra No Convencional que se libra en contra nuestra.

Y en el marco de esa Guerra No Convencional, a partir de hoy los enemigos de la Patria, a través de su agente imperial María Machado activa una nueva táctica, una Operación que ellos en el marco del cambio de régimen que pretenden lograr han denominado «Nobel».

Esto a propósito de la entrega el próximo miércoles 10 de diciembre (que de hecho y para más inri es el Día de los Derechos Humanos por la firma en 1949 de la Declaración Universal en Naciones Unidas) le será entregado a la señora Machado este ya muy desprestigiado Premio que ahora va en contra de la paz.

Por ello, la CIA que son los jefes de María Corina (hasta en verso me salió) en el marco no solo de la narrativa sino también de las acciones que vienen incrementando, en esta víspera de la ceremonia y entrega de este premio es que han decidido activar toda una operación de propaganda, que tiene un alto contenido de psicológica, dentro del cambio de régimen que ellos pretenden en la República Bolivariana de Venezuela.

Esta Operación de propaganda política busca lavar la cara de Machado además de tratar de rescatar en algo el maltrecho y desperdiciado capital político de esta empleada de segunda de los gringos (Ya que siempre ellos si llegaran a tener éxito en Venezuela no será precisamente a ella a la que pondrían de Presidenta) con la convocatoria de marchas en más de 80 ciudades en el mundo con venezolanos y venezolanas en el exterior, «apoyando» la entrega del Nóbel a Machado.

Esto viene acompañado del lobby que hará esta señora (quien está de más recordar ya se encuentra fuera del país) ante gobiernos del Occidente colectivo, en el marco de la estrategia de aislar diplomáticamente a nuestro país.

Incluso estemos atentos, puesto que el martes 9 de diciembre (conmemoración de los 201 años de la Batalla de Ayacucho y 123 años del bloqueo naval a Venezuela por parte de las Armadas de Alemania, Italia e Inglaterra a costas venezolanas) Machado dará una rueda de prensa desde Oslo, capital de Noruega, como parte de la ceremonia de este premio y de los ataques que ella lanzará desde esa tribuna contra nuestra Nación.

Cabe destacar que el 10, el mismo día de la entrega del premio, según las informaciones que manejamos, los mandatarios Daniel Noboa de Ecuador y Javier Milei de Argentina, acompañarán a Machado en la entrega y se prestarán al aquelarre que se armará ese día.

Ni hablar del señor Edmundo González Urrutia, a quien le dieron instrucciones de activarse y acompañar a la susodicha en esta puesta escena que arranca a partir del día de hoy.

No es en absoluto nuestra intención sumarnos a la narrativa enemiga ni hacerle comparsa a sus convocatorias. Eso como autocrítica lo decimos por algunos de nuestros camaradas de este lado que no comprendiendo el conflicto agonal no convencional que estamos viviendo, y en medio de su desconocimiento por no catalogarla de ignorancia, descalifican de manera simplista cuando hablan en nuestras apreciaciones de «fake news» o de que nos estaríamos dejando llevar por la guerra psicológica adversaria. Nada de eso, se trata de explicar casi con lujo de detalles como va la estrategia enemiga, para facilitar más bien la neutralización de sus Operaciones de Guerra Psicológica contra nuestro pueblo.

Pero esto que estamos desnudando el día de hoy es nada comparado con lo que a continuación queremos develar de la misma manera y que nos parece mucho más grave que la propia operación de propaganda a Machado.

Inicialmente, habíamos pensado que el tema de la Operación «Nobel» como la alerta que a continuación buscamos generar haberlo hecho en dos ediciones de nuestra columna por separado. No obstante, por el dinamismo de los acontecimientos más lo íntimamente relacionadas que están ambas, fue lo que motivo a que lo hayamos hecho en la presente edición.

Y la alera in comento se refiere no solo a la presencia de la agencia Reuters en Venezuela, sino además a toda la ola de especulaciones que la misma viene generando para preocupar a la opinión pública internacional al establecer y mantener transmisiones en vivo e ininterrumpidas desde varios puntos estratégicos de Caracas y ciudades principales de Venezuela.

Esta medida de la «influyente» agencia de noticias la ven observadores y analistas internacionales como una señal de advertencia y parte de un protocolo no oficial que, históricamente, ha precedido el estallido de importantes «crisis políticas» o conflictos armados en diversas regiones en el mundo.

Esto es lo que se ha conocido como el «Protocolo Reuters». Desde la caída de la Unión Soviética hasta las guerras más recientes en el Medio Oriente y Europa, la instalación de equipos de transmisión permanente y en tiempo real por parte de Reuters ha sido percibida como una «luz roja» indicadora que esta agencia anticipa un desarrollo noticioso de gran magnitud e impacto global, con posibilidad de violencia o cambio de régimen.

«Cuando Reuters despliega sus cámaras en modo de vigilancia 24/7 en la capital de un país con «alta tensión política», es porque sus fuentes y análisis internos les indican que el punto de inflexión es inminente», señaló Emilio Salazar, analista de riesgo geopolítico. «Es un movimiento costoso, solo justificado por la expectativa de una noticia explosiva que requiera de una cobertura inmediata».

Aquí es en donde cabrían las preguntas: ¿Qué está pasando en Caracas? ¿Qué sabe la agencia Reuters que nosotros desconocemos?.

Aunque el Gobierno Bolivariano está ganando la batalla de la narrativa en este conflicto no convencional desarrollado en el marco de las zonas grises, la decisión de Reuters de enfocar sus lentes en el panorama urbano de Caracas (mostrando puntos clave como plazas, avenidas principales y zonas gubernamentales, ojo con esto) sugiere que el foco de atención esta puesto en la intensificación de las tensiones políticas internas.

Es decir, que la CIA en el marco de sus operaciones encubiertas está generando las condiciones para protestas masivas y «movilizaciones cívicas». Además de ello, movimientos inusuales de fuerzas de seguridad o militares. En definitiva, la generación de un Golpe de Estado que deponga al Presidente Nicolás Maduro.

Hasta el momento, Reuters no ha emitido una declaración oficial detallando la razón específica de su transmisión constante, limitándose a proveer imágenes de la ciudad, con un silencio que solo busca propiciar el nerviosismo sobre el futuro inmediato de Venezuela.

Cabe recordar que la agencia Bloomberg el año pasado durante la celebración de las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024 desplegó sus cámaras en Venezuela y las dirigió especialmente en el centro electoral Andrés Bello (uno de los más grandes de Caracas y de toda Venezuela) donde se observaron acciones violentas por parte de células terroristas denominadas «comanditos» partidarios de María Corina Machado.

¿Será que el formato del Protocolo Reuters busca divulgar imágenes de los dispositivos de defensa de nuestra patria, de lugares potenciales de bombardeo por parte de la fuerza naval agresora estadounidense como lo han hecho en Gaza, Ucrania e Irán como parte de la guerra psicológica pero además de precisar la efectividad ante un eventual ataque?

Recordemos el papel de Venevisión durante el Golpe del 11 de abril de 2002 contra el Comandante Hugo Chávez y donde ubicaron sus cámaras para transmitir y satanizar la labor de los defensores de Puente Llaguno.

¿O será que ocurriría otro 11 de abril y Reuters lo iba a transmitir?

Acá nada es casual y los gringos en sus planes no dan puntadas sin dedal.

De hecho recomendamos ver el programa «La Hojilla» del martes 2 de diciembre de 2025 y poner cuidado sobre todo a las revelaciones del ex contratista de la CIA Laredo, creemos que es su apellido. Seguramente de ello nos estaremos refiriendo en próximas columnas.

Alerta pueblo. Pendientes y vista.

¡Bolívar y Chávez viven y sus luchas y la Patria que nos legaron sigue!

¡Independencia y Patria Socialista!

¡Viviremos y Venceremos!

Abogado, Defensor de Derechos Humanos, Militante Revolucionario y de la Red Nacional de Tuiteros y Tutiteras Socialistas. Www.juanmartorano.blogspot.com , www.juanmartorano.wordpress.com , jmartoranoster@gmail.com, j_martorano@hotmail.com , juan_martoranocastillo@yahoo.com.ar , cuenta tuiter e instagram: @juanmartorano, cuenta facebook: Juan Martorano Castillo. Canal de Telegram: El Canal de Martorano.  jmartoranoster@gmail.com  @juanmartorano



Venezuela. Como la contrainformación desmantela el delirio imperial

 Por Geraldina Colotti /Resumen Latinoamericano, 7 de diciembre de 2025.

En los despachos adyacentes al Parlamento, en Venezuela, un grupo de periodistas comunitarios produce contenidos para la multiplataforma internacional Rompiendo fronteras, comunicando alternativas (rompiendofronterasmundial@gmail.com), que entiende la comunicación en términos de información, formación y movilización global: desde los territorios hasta el mundo. Al mismo tiempo, reciben los reportes de los colegas que están acompañando al presidente venezolano, Nicolás Maduro, en su visita al barrio popular de Petare, el más grande de América Latina. Las televisiones venezolanas transmiten el evento en directo.

“¡Eh, miren aquí!” exclama Franklin, quien sigue en particular las redes sociales. Todos se vuelven hacia la pantalla del ordenador, donde un cronista de oposición está transmitiendo “en vivo y en directo” un programa en YouTube. Con imágenes y vídeos de apoyo, sostiene que, en ese mismo momento, Maduro está escapando a Irán. En los días precedentes, lo daban fugado hacia Brasil, Catar, Rusia… y pintaban a una Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) al borde de la desintegración por las contradicciones internas. También daban por cierta la huida del general Jesús Rafael Suárez Chourio, figura histórica del chavismo, hoy diputado. Para la extrema derecha, en Venezuela, ya ha comenzado la “transición post-socialista”.

Entre la seriedad y la broma, los periodistas desmienten la operación y graban un pequeño vídeo explicativo. Sirve para mostrar cómo el bombardeo de este tipo de “información tóxica”, lanzado por poderosas plataformas con el algoritmo a tope, no está dirigido tanto al interior del país, cuanto al exterior, donde se sitúan los centros de financiación del fascismo venezolano: aquellos que presionan por una agresión militar por parte de Trump, patrocinados por el secretario de Estado, Marco Rubio.

Esos mismos que acompañarán el 10 de diciembre a la golpista María Corina Machado a recibir el lucrativo Premio Nobel de la Paz: empezando por los gobernantes europeos, pasando por aquellos de los países latinoamericanos que han vuelto a la derecha a la sombra de Trump. Los otros, los que se manifiestan en Estados Unidos y en otras partes del mundo contra la agresión a Venezuela, no tendrán buena prensa. Es más, no la tendrán en absoluto: si no se habla de ello, la realidad no existe.

Y así, los venezolanos en el extranjero reenvían los bulos arriba mencionados a sus parientes que se quedaron en el país, quienes los amplifican en los chats de condominio o en los nacionales. Se da lugar así a un delirio de alarmas y rumores, ya bien descrito por el escritor italiano Alessandro Manzoni en su momento: el mecanismo por el cual un chisme que pasa de boca en boca se enriquece de detalles, hasta volver a quien lo inventó por primera vez sin que este lo reconozca, y lo vuelva a poner en circulación ulteriormente enriquecido de nuevas invenciones.

La función de estos think tank de la desinformación global es la de alimentar una burbuja en gran parte inexistente, aunque basada en amenazas reales. Por esto, el gobierno bolivariano está multiplicando las ocasiones públicas, políticas, culturales y conviviales: con el objetivo de reconocerse y hacerse reconocer renovando el lazo social, y para testear el nivel de reacción popular en caso de agresión armada. “Continuamos todo como siempre, pero estando atentos a los detalles y en ofensiva permanente”, resumió Diosdado Cabello, ministro de Interiores, Justicia y Paz y vicepresidente del Psuv durante un evento público con las organizaciones de base.

Los “detalles” son, por ejemplo, la captura de una aeronave “hostil” que entró en el espacio aéreo venezolano. Son el “cierre” de los cielos, impuesto a las compañías aéreas por la presión estadounidense, que las ha empujado a interrumpir los viajes hacia el país bolivariano. Un boicot que de hecho ha impedido la llegada de centenares de invitados internacionales que deberían haber asistido a las jornadas de solidaridad internacionales previstas en Caracas en estos días.

Mientras tanto, el presidente Maduro ha anunciado el paso “de la lucha no armada a la armada, basada en la guerra popular prolongada”. En todos los estados fronterizos, y sobre todo en aquellos que custodian importantes refinerías, como Falcón o Zulia, la vigilancia es permanente. Se efectúan ejercicios de defensa preventiva en unión cívico-militar, y se exhibe la fuerza, la preparación y la cohesión de la Fanb, equipada con tecnologías de defensa proporcionadas por Rusia, China e Irán.

El mensaje lanzado a Trump es claro: ¿le conviene más una guerra de agresión en la que la resistencia popular puede decidir destruir los pozos petrolíferos e inflamar todo el continente, o hacer negocios con Venezuela en una relación de mutua ganancia? Evaluación costos-beneficios que debe haber pesado en la decisión del magnate Trump de llamar por teléfono al presidente venezolano: un procedimiento inédito para la administración norteamericana, acostumbrada a exigir y a que le sirvan, y no a dialogar de igual a igual.

La llamada telefónica, comentada por Maduro, desató un aluvión de especulaciones por parte de la oposición, retomadas inmediatamente por la prensa occidental: Trump habría dado un ultimátum a Maduro; este habría pedido una montaña de dólares para abandonar el país; la agresión militar a Venezuela sería inminente porque el Pentágono ha ordenado una inusual cantidad de pizza, como hizo para la agresión a Irak, etcétera etcétera.

Tocando un tambor o empuñando un fusil de última generación, cantando un rap contra la guerra o gritando consignas revolucionarias, el presidente venezolano multiplica los encuentros públicos, se rodea de pueblo y muestra la amplitud del consenso del que goza la revolución: ni él ni la dirección cívico-militar del gobierno bolivariano se esconden en los búnkeres, como asegura en cambio la prensa de oposición.

Para festejar la primera victoria electoral de Chávez, el 6 de diciembre de 1998, la ciudadanía ha llenado las salas de los cines en los que se está proyectando la serie “Maduro, de Yare a Miraflores”, que narra la gestación del proceso bolivariano, y compite para fotografiarse con los actores.

A pesar de años de medidas coercitivas unilaterales, ilegales, denunciadas con fuerza en una jornada internacional convocada en la ONU, la economía venezolana sigue ostentando el crecimiento más alto de la región. Lo dice la Cepal y lo comentó la vicepresidenta, Delcy Rodríguez, ministra de Hidrocarburos, durante la exposición del presupuesto anual en el Parlamento. Hoy, como se ve por las colas en las cajas de los supermercados y por las mercancías que abundan en las tiendas, los venezolanos producen casi el 90% de lo que consumen, aunque tengan que lidiar con un nuevo pico de devastadora inflación, o sea, un nuevo capítulo de la “guerra a la moneda”.

El parlamento votó el Acuerdo de repudio que concierne al saqueo del patrimonio venezolano en el extranjero, y en particular la venta fraudulenta de la gran refinería Citgo, basada en Estados Unidos. Un robo derivado de la autoproclamación de un gobierno paralelo, inventado por los EE. UU. Y gestionado por Juan Guaidó. Una ficción que mantiene en pie desde hace 10 años, un “parlamento” paralelo, puesto en marcha por la oposición en 2015 y que ahora sirve para malvender Citgo a precios irrisorios (después de haberla llevado a la quiebra con una gestión a propósito fraudulenta) para pagar honorarios millonarios a los “autoproclamados” que viven en el extranjero.

También los fondos de Citgo destinados a programas de asistencia social, como el programa de trasplante de médula ósea de la Fundación Simón Bolívar, han sido desviados para los consumos y los planes del “gobierno paralelo”. Un fraude denunciado también por la derecha que ahora hace vida en el parlamento, y que conoce bien los mecanismos.

Una realidad que, sin embargo, no es noticia, como no encuentran espacio en los medios internacionales las minuciosas investigaciones presentadas por el gobierno bolivariano acerca de los “falsos positivos” que se producen desde que Trump decidió enviar tropas al mar Caribe para una presunta lucha contra el narcotráfico. Mientras tanto, han sido bombardeadas numerosas embarcaciones, con un saldo de 83 personas muertas, la mayor parte pescadores o civiles.

El presidente colombiano, Gustavo Petro, ha invitado a la prensa a no usar el término “narcolancha”, ya abundantemente en uso, para definir las embarcaciones atacadas, hablando en cambio de víctimas civiles y pescadores que buscan ganarse la vida: personas que han sido desintegradas junto a las eventuales pruebas de narcotráfico, y sin derecho a proceso.

Y muchas cuentas no cuadran. Desde su propia experiencia de lucha contra el narcotráfico –cuyos datos muestran el aumento exponencial del número de toneladas de droga incautadas desde que Chávez expulsó a la DEA–, el gobierno bolivariano evidencia algunas incoherencias burdas en los vídeos difundidos por EE. UU.: por ejemplo, la ausencia en estas lanchas de la gran cantidad de bidones de combustible, necesarios para no quedarse sin gasolina al recorrer largas distancias (la que hay hasta Florida supera los 2.500 km) con un cargamento ilegal que debe ocultarse.

El uso de ataques aéreos contra pequeñas embarcaciones ha suscitado, por otro lado, interrogantes de derecho internacional y discusiones encendidas en el mismo Congreso norteamericano, al que le corresponde autorizar acciones de guerra, dicen los diputados Dem, que prometen presentar una resolución al respecto. Mientras tanto, en Venezuela, han llegado para una audiencia en el parlamento las familias de los pescadores asesinados, y también las voces de algunos supervivientes, que cuentan otra realidad.

En la plaza del parlamento venezolano, los periodistas esperan a los diputados, acompañados por la orquesta que se desata en ritmos caribeños. Un hombre alto de aspecto jovial se acerca para estrecharnos la mano. Se trata del general Chourio, aquel que según la última “exclusiva” de la oposición, habría huido a Rusia.



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Chávez Invicto: ¡Venezuela debe convertirse en un país inexpugnable!

Columna de Juan Martorano Edición 447: La instalación del sistema defensivo GATOR por parte de EEUU en Trinidad y Tobago y la amenaza de un bloqueo aeronaval contra Venezuela.

 *JUAN MARTORANO                                      

Hoy queremos advertir sobre una verdadera amenaza contra el país. Y esto fue producto de los más recientes ejercicios militares que ha realizado Estados Unidos en las islas de Trinidad y Tobago a finales del mes de noviembre.

Recientemente nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y asesores entraron en estado de alerta máxima debido a la nueva fase de despliegue estadounidense en el Caribe. El motivo como ya hemos indicado es que en los recientes ejercicios militares estadounidenses en las islas de Trinidad y Tobago (específicamente en la isla de Tobago, al norte) se han instalado todo un sistema de defensa conocido como “GATOR”. Este es un movimiento que ha pasado  casi desapercibido.

Los asesores militares rusos advierten que esto es un signo casi inequívoco de que Estados Unidos podría intervenir en Venezuela en un futuro cercano. Eso sin contar con el despliegue de cámaras en sitios estratégicos de Caracas y otras localidades de Venezuela por parte la agencia Reuters, haciendo transmisiones ininterrumpidas las 24 horas del día y los 7 días de la semana. ¿Qué sabe esta agencia que nosotros no?

Esto ha obligado a un cambio radical en la estrategia defensiva de nuestro país y pasamos de seguidas a explicarles las razones de ello.

La última semana del mes de noviembre como ya hemos indicado, estuvo marcada por un incremento notable de la presión estadounidense sobre Venezuela, no solo en la retórica sino en el campo de las acciones y el despliegue de activos clave que allanan el camino a una agresión militar.

Nos estamos refiriendo al despliegue de “radares” AN TPS-80 conocidos como “GATOR”, pues se tratan de sistemas especialmente diseñados para asistir a una fuerza expedicionaria invasora y permitir la destrucción de sus medios defensivos.

El “GATOR” no es un simple radar terrestre multipropósito. Es un “swicht” de combate electrónico altamente móvil y transportable especializado en la detección y destrucción  de las defensas enemigas. El “GATOR” hoy en día está reemplazando a toda una familia de radares empleados por el cuerpo de marines de EEUU.

Los rusos advierten que estos sistemas de “radares” son capaces de detectar los cazas no furtivos venezolanos, especialmente los Sukhoi 30. También tienen un impacto notable sobre las defensas costeras venezolanas, pues su triangulación permite ubicar las defensas, las estaciones de radar como  el S 300, aunque no tienen la potencia para interferirlos.

Sin embargo, la situación cambia con los sistemas de defensa BUK M2E, que son sistemas más ligeros. El “GATOR” podría interferirlos levemente, o al menos intentar interferirlos mientras se encuentren a distancias inferiores a los 75 kilómetros de este sistema de “radares”.

En el caso de sistemas más anticuados como los S 125 M Pechora podríamos ver interferencias mucho más intensas sobre todo en los lanzadores que se encuentren a menos de 50 kilómetros de estos sistemas ubicados en la isla de Tobago.

La respuesta de Venezuela ante esta amenaza no será sencilla ni mucho menos barata. Y lógico como lo hicimos con asesores conocedores del tema de defensa, estos sistemas son costosos, pero necesarios para asegurar la integridad y soberanía del país y eso debe entenderlo nuestro pueblo en el actual contexto de amenazas militares contra nuestro país en el Caribe.

Los asesores rusos han sugerido a Venezuela desplegar  urgentemente sistema de guerra electrónica pesados. Ya que estos sistemas indudablemente podrían interferir a los “GATOR” y hasta localizarlos. Esencialmente ambos sistemas se “verían” el uno al otro e interferirían mutuamente, pero eso anularía la ventaja de los estadounidenses mejorando las posibilidades de las defensas antiaéreas venezolanas y su aviación militar en caso de que nuestro país fuese objeto de una incursión armada estadounidense sobre su territorio o espacio aéreo.

Pero para neutralizar este sistema de guerra electrónica por completo, lo más recomendable sería su destrucción física, algo que de momento no sería posible, puesto que esto sería esencialmente una declaración de guerra directa y abierta por parte de Venezuela a Estados Unidos. Es por ello que destruir a los “GATOR” es una de las prioridades esenciales, pero esto solo se haría en caso de que el conflicto en el ámbito militar estalla.

Esto es así debido a que destruir este sistema de guerra electrónica ubicado en un tercer país implica riesgos importantes y solo se puede realizar si ya hay un conflicto bélico en curso. Por lo que la opción de la eliminación cinética mediante un ataque con misiles se deja como una opción de último recurso en caso de que los estadounidenses, efectivamente ataquen a Venezuela, pues los asesores rusos han sido enfáticos al señalar que no seamos nosotros los que disparemos primero, ya que no debemos provocar una reacción estadounidense (que es lo que están buscando por todos los medios de manera desesperada y no han podido) y no pudiendo permitir justificar la agresión. Por ello es que se mantiene una tensa calma que podría interrumpirse en cualquier momento, aunque hacemos votos de que ello no ocurra.

Ahora bien, además de estos elementos de análisis y de advertencia ante esta amenaza. Trataremos de responder la inquietud respecto al por qué con el establecimiento de los sistemas “GATOR” se sumaría al establecimiento de un intento de bloqueo aeronaval contra Venezuela.

La respuesta es muy sencilla. Si en anteriores notas señalamos como a través de las NOTAM de la Oficina de la Agencia Federal de Aviación de Estados Unidos, ya ha emitido dos alertas de vuelo de esta naturaleza, sobre el FIR de Maiquetía (una sobre su parte norte, y el lunes 1 de diciembre pasado sobre la parte sur), más la incorporación de algunas aerolíneas internacionales (sobre todo las vinculadas a los Estados sobre las que tienen  bandera esos aviones) que es parte del sobrecumplimiento con las medidas coercitivas unilaterales. Si bien es cierto que técnicamente no cierran el espacio aéreo venezolano, no solo porque no tienen la competencia jurídica, sino que cuidan de no violentar el Derecho Internacional, en apariencia, esto entra dentro de las zonas grises de la guerra dentro de la ciencia polemológica, donde nos establecen el bloqueo aéreo sin una declaratoria formal de ello o del establecimiento de una zona de exclusión aérea como los casos de Irak y Libia como indicamos en ediciones anteriores de esta columna. Pero que de alguna manera generan perturbaciones al normal desenvolvimiento económico y social del país.

Eso por la parte aérea, ahora vayamos a la parte marítima.

La ubicación de los “radares”  “GATOR” en la isla de Tobago tiene un carácter profundamente estratégico. Si bien la isla de Trinidad se encuentra a 11 kilómetros de Venezuela (se avista desde Sucre y una parte del hoy estado Delta Amacuro más que la propia isla de Margarita, además que Trinidad hasta 1802 perteneció a Venezuela luego de que los ingleses se apoderaran de ella en su estrategia de hacerse con las bocas del Orinoco) y está mucho más cerca, la isla de Tobago que está ubicada más al norte tiene una importancia mucho más que Trinidad, puesto que desde allí se puede controlar un paso estratégico entre el Caribe y el atlántico, por donde embarcaciones venezolanas y extranjeras tienen entrada y salida desde y hacia puertos venezolanos.

Por lo que los radares “GATOR” pueden detectar cualquier tipo de embarcaciones que pasen por allí o cerca, y que la Fuerza de Tarea invasora gringa eventualmente se active para de manera arbitraria interceptar barcos con cargamentos que vayan hacia Venezuela o salgan del país. No se declara de manera abierta el bloqueo naval por ser esta una acción de guerra directa y violatoria de manera flagrante del Derecho Internacional y de la Carta de Naciones Unidas, pero se ubica dentro de las zonas grises de la guerra.

Así que lo reiteramos, como en la edición anterior de esta Columna cuando nos referimos al despojo de Citgo, tema que nos referimos en la edición anterior de esta columna.

Alertas, mosca, pendiente y vista.

¡Bolívar y Chávez viven y sus luchas y la Patria que nos legaron sigue!

¡Independencia y Patria Socialista!                      

¡Viviremos y Venceremos!                      

* Abogado, Defensor de Derechos Humanos, Militante Revolucionario y de la Red Nacional de Tuiteros y Tuiteras Socialistas. , jmartoranoster@gmail.comj_martorano@hotmail.com , juan_martoranocastillo@yahoo.com.ar , cuenta tuiter e instagram: @juanmartorano, cuenta facebook: Juan Martorano Castillo. Canal de Telegram: El Canal de Martorano



Importantísimo análisis sobre Venezuela y la agresión gringa, publicado en México: «No es la guerra, estúpido»…

 Este es un artículo publicado en el diario «La Jornada», de México, por el profesor Leopoldo Santos Ramírez

La pasividad de los gobiernos de Latinoamérica respecto a la conducta criminal del gobierno de Estados Unidos al bombardear embarcaciones tanto en el mar Caribe como en el Pacífico alcanza ya niveles escandalosos. Ahora, con el intento de cierre del espacio aéreo venezolano, Trump perfila una amenaza para el resto de Latinoamérica que resulta difícil de ignorar, inclusive para un país como el nuestro, comprometido, sin reciprocidad, con la revisión preliminar del Tratado de Libre Comercio. 

Pocos países, de tendencia política señaladamente progresista, de izquierda, han alzado su voz para condenar el salvaje atropello al derecho internacional de Trump, pero lo han hecho individualmente, lo cual tiene que cambiar por una posición colectiva; no importa si al principio son pocos quienes se unen, al final se aglutinará la mayoría de naciones dispuestas a rebelarse contra la tiranía, igual que vastos sectores de la sociedad norteamericana han comenzado la movilización dentro de su territorio. 

Algunos elementos del acontecer internacional abonan la idea de presentar un frente común contra la arbitrariedad trumpista. Hace poco, con elocuente claridad, el presidente Gustavo Petro, de Colombia, mostró en la Asamblea de la ONU mucho del pensamiento y sentir de millones de latinoamericanos frente a esta nueva agresión del imperio cada vez más cerca de las costas venezolanas. Nuestra Presidenta también, con mesura, ha recordado una y otra vez que se lo preguntan, dentro o fuera de la mañanera, repitiendo los principios de nuestra política exterior. 

Las recientes declaraciones de Antonio Guterres, secretario general de la ONU, al hablar del genocidio Israelí contra Gaza, dio un paso adelante en la condena al régimen de Netanyahu, y exhibió una muestra de que las políticas de Trump no cuentan con respaldo de muchos sectores a nivel internacional, y sí con gran repudio. 

Ahora hace falta que los gobiernos que señaladamente están por la paz y no por doblegarse, juntos hagan una declaración uniforme respecto a la retirada de los buques y efectivos armados cercanos a las costas venezolanas, y se denuncien ante la ONU las violaciones al derecho internacional, que ahora parece un concepto vacío, pero que necesita ejercerse para revivirlo. Por supuesto, aparejado todo esto con movilizaciones de los pueblos en favor de la paz. 

Contexto real. La actual escalada del presidente Trump encuentra a las fuerzas populares latinoamericanas en una situación de desconcierto, pero con una vasta conciencia antimperialista que necesita moverse antes de que los estropicios del norteamericano lleven a situaciones más difíciles de revertir. Debemos defender a Venezuela tanto como a Colombia, Honduras, Nicaragua, Guatemala y Cuba, porque son parte sustancial de nuestra América. 

Si Trump invade Venezuela, vendrán largos años de guerra porque en ese país no faltan hombres y mujeres patriotas que defienden un proyecto de vida comunitaria que no empezó con el chavismo, sino con la lucha por la independencia de Venezuela y que el genio estratégico del libertador Simón Bolívar llevó a buena parte del continente para lograr su liberación. Estos patriotas son herederos de los hombres y mujeres que acompañaron al libertador en la guerra y revolución de independencia de los pueblos de América. Poseen a su favor un proyecto que da fortaleza y poder a su política frente a la política rapiñera de Trump. 

Por muchas razones, México está en las mejores condiciones de llamar a las naciones que están por la paz a una acción más decidida. La principal razón es que la presidenta Claudia Sheinbaum cuenta con un consenso favorable en el ámbito internacional por la conducción que ha hecho al gobernar tratando de resolver problemas por la vía legal y pacífica. Su voz en favor de la paz será escuchada por el resto de los mandatarios. Por supuesto, las relaciones de México con Estados Unidos entrarían en un nivel de tensión mayor. Pero lo que viene si Venezuela se ve obligada a defender su territorio resultaría peor para México. 

Nadie ha dicho que es un camino fácil, pero la primera regla al enfrentar una tiranía es no equivocarse de estrategia creyendo que mediante concesiones puede conformarse. Recuerdo el episodio del general Lázaro Cárdenas al instalarse en La Habana durante la crisis de los misiles en 1962, y la visita del presidente López Portillo en 1980 para refrendar el apoyo a Cuba, y más reciente, en medio de amenazas a la isla, el reconocimiento al gobierno de Cuba del presidente López Obrador. Esto nos habla de la solidaridad que define al mexicano. Este es el mejor momento para entrar a la arena donde se decidirá el futuro próximo. 

*Profesor de El Colegio de Sonora