lunes, 22 de septiembre de 2025

“Cronología de un pretexto: cómo se fabrica el ‘narco strike’ contra Venezuela”

Juntos pero no Revueltos con él Dirigente Político Claudio Fermín

Resumen Al Filo de la Medianoche 21 de septiembre de 2025

¿Cómo cayeron en Apure cuatro piezas del Cártel de Sinaloa?

Siglo XXI. Fin del anacronismo eurocéntrico colonial de "Israel"

Chávez Revolución pacífica pero armada

La "gracia" de un caballo real puede reflejar la crisis de la posverdad

 

El mundo da muchas vueltas y, cada vez parece que las da más rápido. Además, en cada ciclo ocurren hechos simbólicos, sincronicidades junguianas que lo dejan a uno sorprendido. Digo esto porque, a menos de una década de haber ganado las elecciones por primera vez y que, más o menos en ese mismo tiempo, se impusiera el Brexit en Reino Unido, he aquí que un caballo se ha cagado enfrente de Donald Trump, el rey Carlos-no-sé-cuántos y sus respectivas consortes.

Me preguntarán qué tienen que ver unas cosas con la otra. Bueno, es que aquella victoria de Trump y el éxito electoral en el referendo que sacó al Reino Unido de la Unión Europea fueron catalogados, en su momento, como la prueba de que habíamos entrado a la indiscutible hegemonía de la posverdad. Pero la caca del equino real fue ¡tan real! O sea, que el noble animal defecó en las narices del monarca y el emperador. Y fue esa una de las verdades virales de la gira trumpista por Londres. Esa bosta resultó muy verídica y uno de los íconos digitales de esa visita de Estado, en lugar del pomposo acto diplomático que habían pretendido para lavarle la cara —o quién sabe cuál parte anatómica— al copetón de Washington.

Otro hito del encuentro fue la proyección sobre las paredes del aristocrático castillo de Windsor, de la imagen de Trump con su amigo, Jeffrey Epstein, el pedófilo convenientemente fallecido que regentaba una isla sólo para magnates de gustos cochambrosos. Esa travesura de proyectar la foto en la pared real —que le está costando cárcel y multas a quienes la hicieron— ha sido más poderosa que la posverdad de la fiscala de EEUU, Pam Bondi, quien declaró muerto el asqueroso caso y, como los gatos (que son diferentes en eso a los caballos), ha querido enterrarlo para que no hieda tanto.

En fin, hay ciertos síntomas de que la posverdad, al menos puntualmente, cuando se abusa de ella, se agota, de modo que los personajes inflados por el capitalismo de plataformas no siempre pueden ganar engatusando a la opinión pública.

[El caballo en cuestión hizo lo que muchos humanos habrían querido hacer: rompió el protocolo y, al mismo tiempo, drásticamente, con ese sentido de la palabra cagón, asociada a la cobardía, toda vez que su acto fisiológico, realizado justo enfrente de los personajes y sus encopetadas esposas, fue una tremenda demostración de coraje e irreverencia de parte del ocurrente cuadrúpedo. Pero ese fue un detalle anecdótico muy significativo, no la materia en la que debemos escarbar].

¿Está la posverdad en crisis?
Vamos a la parte seria del asunto: ¿será que, luego de unos pocos años de reinado, el paradigma de la posverdad ha entrado en crisis?

No es para cantar victoria, pero varios síntomas parecen indicar que las masas, anestesiadas por tanta idiotez de red social y por unos medios globales en poder de las peores corporaciones, están despertando cada día más y alzándose contra personajes tipo Trump, sus subalternos, secuaces e imitadores.

Sobre los imitadores, ya que por Londres pasamos, recordemos que al exprimer ministro británico Boris Johnson hasta le decían “Trumpito” y anda por ahí, vuelto ñoña. Volodimir Zelenski pasó de ser el hombre del año a un pobre tipo al que el mismo emperador anaranjado patea en público. Al condenado Jair Bolsonaro le están dando a tomar de su propio veneno. Y a Javier Milei, su hermana y sus perros muertos, se les está devolviendo la motosierra.

Más arriba se afirmó que no era la idea incursionar en la copromanía, pero ¿cómo no hacerlo, si se quiere hablar de uno de los compinches más prominentes de Trump: el genocida Benjamín Netanyahu? Pues bien, pese a las toneladas de maloliente posverdad que los medios globales y los algoritmos sionistas han lanzado sobre el mundo, la realidad de los hechos se impone cada día. Claro que lo hace al costo de miles de vidas y de daños materiales irreparables, pero con cada vuelta que da el mundo, ese individuo y sus cómplices son más repudiados por la opinión pública planetaria.

Esto queda en evidencia incluso en ese lugar donde se come tanta caca, como es la Organización de las Naciones Unidas. Allí, como testimonio de lo que significa ser el fondo de la letrina, la embajadora de EEUU, Morgan Ortagus, levantó el brazo en toda su extensión para vetar un acuerdo de alto el fuego en Gaza, que, en rigor, no sería de alto el fuego, sino alto al genocidio. Es decir, que mientras su jefe se jartaba en un banquete opíparo, como invitado de la monarquía inglesa, la embajadora aplicaba el derecho de veto que tiene su país en el Consejo de Seguridad, para que los niños palestinos sigan muriendo de hambre.

Es el mismo asco de mundo de siempre, pero al menos, luego de tantas vueltas, hay una creciente conciencia acerca de este holocausto, cometido de manera continuada y transmitido en vivo por las redes sociales. A pesar de los enormes esfuerzos por acallar las protestas y silenciar las voces críticas, cada día está más claro que allí no hay una guerra, sino una limpieza étnica y un turbio acuerdo de negocios montado sobre cadáveres y ruinas.

El asunto de Venezuela
Por supuesto que el tema de Venezuela es otro en el que se observa la crisis de la posverdad, las narrativas forjadas en laboratorios, las fake news y demás recursos de manipulación de la opinión masiva.

En las últimas semanas, el esfuerzo por establecer una “falsa verdad” acerca del rol de Venezuela en el negocio global del narcotráfico han llevado al poder imperial a uno de los clásicos extremos: montar operaciones de bandera falsa y pseudoacontecimientos, algo en lo que EEUU es experto desde sus tiempos de génesis, mucho antes de que se inventara ese concepto de la posverdad.

Pero, pese al despliegue de destructores, submarinos de propulsión nuclear, aviones espía y operaciones de terror psicológico, de lo único que pueden ufanarse, y Trump lo ha hecho, personalmente, es de haber volado dos peñeros y matado a catorce personas, disparando primero y averiguando después; y de detener y abordar una pequeña embarcación pesquera, incautando unos atunes.

En Venezuela, esa maniobra de gran calado (y altos costos) ha generado el efecto opuesto al planificado: ha galvanizado al país casi entero alrededor del presidente Nicolás Maduro y de la defensa de la paz, la soberanía, la independencia y el derecho a la autodeterminación. No se ha sentido la ola de histeria colectiva que han pretendido desatar con miles de noticias falsas y tergiversaciones. Por el contrario, una parte de la población ha demostrado su determinación de sumarse incluso a la respuesta armada, en caso de requerirse, mientras sigue con su vida normal, trabajando, estudiando, luchando y también pasándola bien en las playas, rumbeando como de costumbre.

El empeño en presentar el desproporcionado operativo militar como un éxito ha llevado a los jerarcas imperiales a refritar posverdades ya viejas y desacreditadas, como las del Tren de Aragua, el Cartel de los Soles y que Venezuela haya vaciado sus cárceles para enviar a los delincuentes a EEUU. Sin embargo, la fuerza de los hechos se impone. Cada vez más gente —allá, aquí y en el resto del mundo— se pregunta cómo es que los gringos tienen tan buena inteligencia policial que pueden saber que un peñero sale de San Juan de Unare, cargado de droga y tripulado por terroristas del Tren de Aragua (y, en consecuencia, neutralizarlo con un misil), pero no se enteran de quién distribuye la droga en su propio territorio ni se ocupan de matarlos de la misma manera.

Tampoco alcanzan las posverdades para tapar el hecho de que la droga sigue saliendo de Colombia y de Ecuador, países donde hay bases militares estadounidenses, recorren el Pacífico y entran por la costa oeste de EEUU sin riesgo de misilazos transmitidos en vivo. Algo raro pasa ahí.

Al final, el caballo es el héroe
El colapso de un liderazgo basado en la posverdad tiene su expresión más notable dentro del propio EEUU. Las cosas empiezan a fallar y Trump quiere arreglarlas con mayor dosis de lo mismo. Matan a un joven supremacista blanco, xenófobo, sionista, homofóbico, misógino y amante de las armas y él le echa la culpa a una supuesta ultraizquierda, aunque el homicida es otro joven de la misma calaña.

Un comentarista famoso afirma que el presidente y su gobierno están haciendo lo posible por “izquierdizar” al asesino, pues no quieren aceptar que sea un trumpista rematado. Por eso, botan al presentador del programa. Trump, además, pide la cabeza de todos los periodistas y comentaristas que se salgan de su libreto; demanda a The New York Times y amenaza con quitarles la concesión a las grandes cadenas de televisión, por la misma causa. Siente que todos los que hablan en esos medios son “bichos de izquierda” y desata una paranoia macartista 2.0 de rango nacional.

Sabe que sin un coro obsecuente en los medios y las redes, más pronto que tarde se va a quedar apenas con el apoyo de la escoria de su propia sociedad y con la de sus congéneres y lacayos de otras latitudes. [Verbigracia, la señora que acá lanza amenazas sangrientas en nombre del tipo, aunque al parecer sin su autorización. Pero ese es otro tema].

Cerremos este escatológico recuento de los días recientes con ese hálito de esperanza: las mayorías están despertando de la anestesia de las mentiras construidas a la medida, esas a las que de un tiempo para acá llaman posverdades. El líder más exitoso así creado, Donald Trump, ya empieza a tener el lugar que le ha de corresponder de a de veras: el excusado de la historia. Al final del cuento, todos vamos a deberle mucho a ese caballo. Fue el héroe mundial de la semana.

(Clodovaldo Hernández / Laiguana.tv)

HRW: Ataque de EE.UU. en el Caribe son ejecuciones extrajudiciales

 Jhulimar Fraga


REComendados

La organización de derechos humanos Human Rights Watch denunció que los ataques militares de Estados Unidos contra dos lanchas en el mar Caribe, supuestamente operadas por narcotraficantes, constituyen «ejecuciones extrajudiciales ilegales». Según la administración de Donald Trump, los ataques dejaron 14 personas fallecidas, una cifra que ha encendido las alarmas en el ámbito de los derechos humanos.

En un comunicado contundente, la directora de HRW en Washington, Sarah Yager, declaró que las autoridades estadounidenses no tienen potestad para matar a personas que simplemente acusan de traficar drogas. Esta afirmación marca un fuerte contraste con la justificación de seguridad nacional que el gobierno estadounidense ha presentado.

Yager explicó, además, que el ejército norteamericano utilizó fuerza letal contra presuntos narcotraficantes en una clara violación del derecho internacional de los derechos humanos. De hecho, la evidencia sugiere que los funcionarios estadounidenses no hicieron ningún esfuerzo por minimizar el daño durante ambos ataques. Tampoco demostraron que las personas a bordo de las embarcaciones representaran un riesgo inminente para la vida de los militares. Por consiguiente, HRW subraya que no se intentaron alternativas no letales, como la intercepción de las embarcaciones o el arresto de sus ocupantes, antes de recurrir a la fuerza mortal.

Un llamado a la unidad y la conciencia nacional

El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, un tratado que Estados Unidos ha ratificado, protege el derecho a la vida. Según sus estándares legales, los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, incluidos los militares, deben buscar siempre minimizar el daño y preservar la vida humana. Solo se puede recurrir al uso de la fuerza letal cuando es estrictamente inevitable para proteger la vida o evitar lesiones graves ante una amenaza inminente. Por lo tanto, los ataques en el Caribe violaron estos principios fundamentales.

Por otro lado, HRW también señaló que el derecho internacional humanitario, que regula la conducción de hostilidades en situaciones de conflicto armado, no se aplica en este caso. La organización argumenta que Estados Unidos no tiene un conflicto armado ni con Venezuela ni con los presuntos grupos criminales involucrados en el tráfico de drogas. Así, la justificación de que los ataques fueron actos de guerra es insostenible.

Por esta razón, HRW instó firmemente a que el Ejército estadounidense «cancele de inmediato cualquier plan de futuros ataques ilegales y garantice que todas sus operaciones militares cumplan con el derecho internacional». La organización pide una investigación inmediata y transparente por parte del Congreso sobre el proceso de toma de decisiones detrás de estos ataques. Además, exige que se clarifique la justificación legal y la cadena de mando, para que no se repitan acciones similares en el futuro.

Los ataques militares de Estados Unidos contra dos lanchas en aguas del mar Caribe, que según la administración de Donald Trump dejaron al menos 14 personas fallecidas, constituyen “ejecuciones extrajudiciales ilegales”, aseguró la organización de derechos humanos Human Rights Watch.

Matrix-Trump será derrotado

 


Foto: Referencial

Los medios corporativos al servicio del Gobierno de Estados Unidos (EE.UU.) hacen enormes esfuerzos para normalizar las peligrosas agresiones de esos gobernantes contra Venezuela en el Caribe, usan sistemáticamente todo tipo de eufemismo, como el de llamarla tensiones, para esconder las intenciones de ese imperialismo de provocar un cambio de gobierno mediante el intervencionismo.

Venezuela está siendo agredida con una “guerra multiforme” por parte de EE.UU. En violación descarada del derecho internacional, un desproporcionado despliegue militar en el Caribe, que también amenaza la soberanía y la autodeterminación de los países de todo el continente, bajo pretextos absurdos para justificarlo. EE.UU. vuelve a las mentiras para montar sus amenazas de violencia y de despojo, característica de la Doctrina Monroe, contra un país pacífico como el nuestro.

Estamos ante una falsa narrativa como las que siempre rodean al presidente Trump. Su poderoso ecosistema mediático manipula sin límite, en ese sistema lo verdadero no importa porque abruma buscando que ninguna versión de la verdad tenga probabilidades de conocerse, juega duro para que los “hechos alternativos” —famosa formulación de la asesora de Trump, Kellyanne Conway— puedan reinar o al menos ocultar la verdad.

No hacen una simple distorsión de la realidad sino un intento por reemplazarla, como quedó en evidencia en los casos de las lanchas que dicen que destruyeron en alta mar -un juicio honesto dictaminaría por eso ejecuciones extrajudiciales-. Ni siquiera distorsionaron la verdad, la sustituyeron por una copia sin original, como bien lo demostró el ministro de Interior, Justicia y Paz, Diosdado Cabello.

Trump no hace política confrontando ideas sino como espectáculo cuidadosamente coreografiado, su insufrible discurso simplón y maniqueo busca administrar percepciones para construir narrativas que generen impactos emocionales. De ahí el desprecio arrogante de sus funcionarios por el derecho internacional y sus instituciones como la ONU como parte del show.

La estrategia de esta agresión imperialista contra el pueblo venezolano es clara, cabalgar sobre una construcción mediática, una representación escénica de un conflicto diseñado para encajar en un Occidente ya moldeado, eso explica lo de los misiles guiados con precisión contra peñeros de supuestos narcotraficantes venezolanos, todo acompañado de una narrativa subida de tono para escalar, donde el enemigo -el Gobierno venezolano- es demonizado haciendo uso de todo tipo de falsedades. Tratan de reeditar lo formulado por el filósofo francés Jean Baudrillard, quien en su Guerra del Golfo no ha tenido lugar advertía que tal guerra la convirtieron en un simulacro mediático, donde a la guerra real la desaparecieron detrás del espectáculo televisivo. A eso juegan, con eso amenazan.

Con calma y cordura, con nervios de acero, como orienta el presidente Nicolás Maduro el pueblo venezolano tiene el antídoto, la píldora roja, contra tan alevosa agresión: la fusión cívica militar policial, con su estrategia de resistencia activa prolongada y ofensiva permanente, para vencer en el escenario que sea.

Por Irán Aguilera

Estos 3 datos confirman que Venezuela no es un narcoestado

 Jhulimar Fraga

En un contundente esfuerzo por desmentir las acusaciones infundadas que han etiquetado a Venezuela como un «narcoestado», la vicepresidenta Delcy Rodríguez presentó tres datos irrefutables, respaldados por informes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). A través de un video, Rodríguez expuso la manipulación mediática que ha promovido esta narrativa durante años, destacando que su objetivo ha sido desacreditar al país y distorsionar la realidad.

Primero, varios informes de la ONU han dejado claro que no han encontrado pruebas del denominado «Cartel de los Soles». Esta falta de evidencia representa un dato contundente que desmantela las acusaciones contra el gobierno venezolano. La ONU no sitúa a Venezuela como un punto de referencia en el tráfico de drogas, lo que evidencia la falsedad de las afirmaciones que han circulado en diversos medios de comunicación.

En segundo lugar, el «Informe Global Report on Cocaine de 2023» de la ONU resulta especialmente revelador. Este documento certifica que ninguna de las rutas de cocaína con destino a Estados Unidos o Europa tiene conexión con Venezuela. Un mapa incluido en el informe demuestra claramente que las principales vías de transporte de esta droga se encuentran en otros territorios de la región. Este hecho refuta sin lugar a dudas la idea de que Venezuela actúa como un eslabón crucial en la cadena de distribución de narcóticos.

Además, el video también subraya que Venezuela no figura como un territorio de tránsito para el narcotráfico. Los registros de incautaciones por países de origen no incluyen a la nación caribeña, lo que resulta significativo. Si Venezuela realmente fuera un punto de tránsito, los decomisos de drogas provenientes del país deberían ser notoriamente altos. Sin embargo, las cifras proporcionadas por la ONU no reflejan esta situación en absoluto.

Venezuela no figura como país de origen ni de tránsito

Por si fuera poco, la vicepresidenta citó las declaraciones del ex vicesecretario general y exdirector de la ONU para el Control de Drogas, Pino Arlacchi. En sus afirmaciones, Arlacchi sostuvo que “el informe de la ONU de 2025 es clarísimo; el documento no ha hecho otra cosa que confirmar los 30 informes anuales precedentes, que no hablan de narcotráfico venezolano porque no existe”. Esta declaración resalta aún más la falta de fundamento en las acusaciones dirigidas hacia Venezuela.

En definitiva, estos tres datos, respaldados por informes y declaraciones de la ONU, desmienten la campaña de desinformación que ha tratado de etiquetar a Venezuela como un «narcoestado». La evidencia presentada por la vicepresidenta Delcy Rodríguez proporciona una perspectiva clara y basada en hechos que contrasta fuertemente con la narrativa promovida por ciertos sectores mediáticos. 

Venezuela se reafirma como un país comprometido con la lucha contra el narcotráfico y continúa trabajando en pro del bienestar de su pueblo y su soberanía. La verdad prevalecerá sobre la desinformación y el país seguirá avanzando hacia un futuro más justo y libre.

 

domingo, 21 de septiembre de 2025

Columna de Juan Martorano Edición 414: Las negociaciones Grenell-Maduro

 *JUAN MARTORANO                                      

El asedio a nuestra amada patria continúa. No obstante, el despliegue operativo, logístico y económico de la flota desplegada ´por EEUU en el Caribe no puede ser eterno y ya origina sus impactos. Por ello requieren un desenlace de la actual coyuntura lo antes posible.

Además de ello, el factor sorpresa en caso de un bombardeo a Caracas, a alguna refinería, puerto o aeropuerto en Venezuela lo perdieron. Nuestra FANB está preparada para repeler un ataque y ni hablar de la Milicia, la cual conformamos no menos de 8 millones 200 mil combatientes, hombres y mujeres.

Por ello, es que pese a que las vías de comunicación están “deshechas” como lo expresó el Presidente Maduro la semana pasada, no quiere decir que no haya comunicaciones con EEUU, y es lo que se pretende reactivar.

El canal Patria Digital difundió la información de que el Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros ofreció entablar conversaciones directas con el enviado para misiones especiales del Presidente Donald Trump, Richard Grenell, esto según información difundida por la Agencia Reuters ayer sábado.

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, habría ofrecido entablar conversaciones directas con Richard Grenell, enviado del Gobierno de Donald Trump para misiones especiales, reportó Reuters este sábado. La agencia precisó que la oferta del mandatario llegó días después del primer ataque estadounidense contra un barco del país sudamericano que presuntamente transportaba drogas, algo que Caracas desmiente”. Publicó Reuters ayer sábado.

En su misiva dirigida a su homólogo de EE.UU. y fechada el 6 de septiembre, el presidente venezolano rechazó las acusaciones de Washington de que su país desempeña un papel importante en el narcotráfico.

Presidente, espero que juntos podamos derrotar las falsedades que han empañado nuestra relación, que debe ser histórica y pacífica», habría escrito el presidente Maduro en la carta obtenida por la agencia.

Cabe recordar que Grenell ayudó a resolver de manera rápida acusaciones anteriores contra Caracas sobre su supuesto rechazo a recibir de regreso a migrantes venezolanos deportados desde el territorio estadounidense. «Hasta la fecha, este canal ha funcionado perfectamente», concluyó. 

Hagamos en breve recuento de la escalada vivida durante las últimas semanas en el Caribe, entre EEUU y Venezuela:

  • En agosto, medios internacionales informaron sobre un despliegue militar estadounidense en el sur del Caribe, supuestamente para enfrentar a los cárteles de la droga. Paralelamente, la fiscal general de EE.UU., Pam Bondi, duplicó la recompensa por información que condujera al arresto del presidente venezolano, Nicolás Maduro, bajo la acusación —nunca sustentada— de liderar un «cártel de narcotráfico».
  • Según lo denunciado por Maduro, ocho destructores, 1.200 misiles y un submarino nuclear apuntan directamente a Venezuela. El sábado 13 de septiembre arribaron a Puerto Rico cinco cazas F-35, que se suman a lo que la Casa Blanca ha denominado una operación contra los cárteles.
  • Desde Caracas denunciaron que las acciones de Washington buscan forzar un cambio político y apropiarse de los recursos naturales del país. En respuesta, Maduro convocó al alistamiento voluntario en la Milicia Bolivariana para defender la soberanía nacional.
  • Trump anunció ataques contra supuestos «narcoterroristas» venezolanos, aunque las autoridades de Venezuela rechazaron la veracidad de esas afirmaciones. Además, amenazó con derribar aviones militares venezolanos si ponían a EE.UU. «en una posición peligrosa».
  • Entre tanto, Maduro acusó a EE.UU. de someter a su país a una «guerra multiforme». «Venezuela está siendo sometida, de manera inmoral, violando todo el derecho internacional establecido en la Carta de Naciones Unidas», declaró.

Un elemento a destacar es que la semana que inicia arrancan las intervenciones de los Jefes de Estado y de Gobierno en la 80 Asamblea General de las Naciones Unidas. Y habrá que estar muy pendientes porque seguramente el tema de Venezuela podría ser tocado por algunos mandatarios en el referido foro internacional.

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Del mismo modo, cabe destacar las propias declaraciones de Richard Grenell, quien desde Asunción, capital de Paraguay, el 16 de septiembre, durante su participación nada más y nada menos que en el Encuentro de la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), hablando de su labor diplomática y las políticas de Estados Unidos a otros países, cuando se le preguntó sobre Venezuela, señaló que como diplomático, cree en los resultados que se pueden obtener a través del diálogo y la negociación .

““He ido a ver a Nicolás Maduro (presidente de Venezuela), me he sentado enfrente de él, he articulado la posición de ‘Estados Unidos primero’. Entiendo lo que él quiere. Creo que aún podemos tener un acuerdo, creo en la diplomacia, creo que en evitar la guerra”, señaló”.

Cabe recordar que Grenell a finales del mes de enero del presente año se reunió con el Presidente Maduro y negoció la liberación de ciudadanos estadounidenses, terroristas que incluso han participado en planes para asesinar al Jefe de Estado venezolano. En ese momento se había logrado la renovación de la licencia de Chevron. 

La búsqueda de la salida diplomática es muy importante. Sobre todo porque de no concretar nada Trump con respecto a Venezuela o un repliegue sin mayores consecuencias, implicaría como coincidimos varios analistas, en una derrota para Trump y los Estados Unidos y una victoria para Venezuela y Maduro, que desmoronaría la imagen y la credibilidad de EEUU en el mundo.

Trump está entrampado y el culpable de ello es su Secretario de Estado, Marco Rubio. Por lo que Grenell podría ser su tabla de salvavidas en estos momentos.

Y eso lo tiene bien claro Maduro, que maneja la política exterior al pelo por haber sido nada más y nada menos que durante seis años y medio Canciller de Hugo Chávez Frías. Maduro le está abriendo una puerta para una salida honorable a Trump en este enredo en el que fue embarcado, en el marco de una estrategia “ganar-ganar”.

Hacemos votos desde nuestras trincheras, por el triunfo de las vías diplomáticas, por encima de la diplomacia de las cañoneras.

Los acontecimientos están en pleno desarrollo y estaremos atentos a su devenir.

¡Bolívar y Chávez viven y sus luchas y la Patria que nos legaron sigue!

¡Independencia y Patria Socialista!                      

¡Viviremos y Venceremos!                      

* Abogado, Defensor de Derechos Humanos, Militante Revolucionario y de la Red Nacional de Tuiteros y Tuiteras Socialistas. , jmartoranoster@gmail.comj_martorano@hotmail.com , juan_martoranocastillo@yahoo.com.ar , cuenta tuiter e instagram: @juanmartorano, cuenta facebook: Juan Martorano Castillo. Canal de Telegram: El Canal de Martorano



Guerra del Pueblo: Lecciones que arman

 JUAN EDUARDO ROMERO

En tiempos de guerra híbrida y amenazas imperiales, la historia nos convoca. China y Vietnam, dos pueblos que enfrentaron el fascismo y el colonialismo con guerra popular prolongada, nos enseñan que la defensa no es solo militar: es ética, territorial, comunal. Hoy, ante las agresiones de Estados Unidos y la reconfiguración del posfascismo global, Venezuela avanza en la construcción de la Resistencia Activa Prolongada (RAP), propuesta por el compañero Diosdado Cabello como doctrina para la defensa integral.

Desde esa perspectiva, el decálogo comunal de defensa integral se convierte en brújula estratégica. La comuna no es solo espacio de gestión: es territorio de paz combativa. La defensa es tarea de todo el pueblo, como lo fue en las aldeas vietnamitas o en las zonas liberadas chinas. La formación de cuadros es permanente, porque sin conciencia no hay resistencia. La ética revolucionaria guía cada acción, como enseñó Ho Chi Minh: “la moral revolucionaria es más importante que el talento”.

La producción es parte de la resistencia: arroz en Vietnam, tejidos en China, conucos en Venezuela. La comunicación es trinchera de lucha: desde Radio Hanoi hasta nuestras redes comunales. La memoria histórica es arma estratégica: recordar Nankín, Dien Bien Phu, El Caracazo. La unidad popular es escudo contra el fascismo: campesinos, milicianos, estudiantes, todos en una sola línea. La cartografía insurgente orienta la acción: saber dónde estamos, qué defendemos, cómo nos movemos. Y finalmente, la guerra prolongada es construcción de poder: no solo resistir, sino avanzar hacia la emancipación.

Este decálogo no es un poema ni una consigna vacía. Es una hoja de ruta para la defensa territorial, para la formación comunal, para la guerra del pueblo. China y Vietnam vencieron al fascismo. Venezuela, con su historia insurgente y su pueblo organizado, también puede hacerlo.

Soberanía, independencia y asesinato en alta mar

 

Vitrina de nimiedades | Misiles contra la identidad caribeña

 La palabra Caribe es tan nuestra como los 2,7 millones de kilómetros cuadrados que abarca ese mar que va desde la península de Yucatán a las Antillas menores. En ese sustantivo encontramos las explicaciones a nuestros modos de ser y vivir. Nos suena a familia, a paz, tanto que su valor estratégico es el terreno ideal para la disputa simbólica iniciada con la escalada militar de Estados Unidos en agosto. Venezuela es nuevamente la "razón" para una maniobra que, amén de los incrédulos habituales, nos pone en un escenario distinto. Para una América Latina diferente, Washington aplica coerciones de otra forma.

A falta del llamado Grupo de Lima, hoy la confrontación más directa viene desde Guyana (no hay mucho que explicar en este caso), Puerto Rico y Trinidad y Tobago. Con ese último país veníamos desarrollando un proyecto conjunto de gas, ahora paralizado por las acciones de Washington y el cambio impulsado por la primera ministra Kamla Persad-Bissessar, quien ha expresado abiertamente su afinidad con EE. UU. En menos de tres meses, se han producido dos impasses diplomáticos entre Caracas y Puerto España.

En contraste, la hostilidad que venía desde Colombia y Brasil en la era Trump 1 es por ahora un elemento ausente. Gustavo Petro enfrenta la virulencia de EE. UU. por su posición sobre Venezuela y otros cuestionamientos más tímidos, razones suficientes para recibir el castigo de la descertificación en la lucha contra la producción de drogas. El Brasil de Lula 2, mucho más distante de Nicolás Maduro, le ve los colmillos a EE. UU. con la guerra arancelaria. De resto, con sus matices, América Latina sigue su curso como nos tiene acostumbrados.

En ese escenario comenzó la nueva escalada, que tiene en lo mediático un elemento clave. A diferencia de otros momentos, una parte de la prensa internacional, para nada chavista, aporta en sus coberturas elementos críticos hacia la actuación estadounidense. Un trabajo de The New York Times cuestionó la legalidad del supuesto ataque a una lancha en aguas del Caribe informado el 2 de septiembre. Según fuentes, la embarcación con los 11 tripulantes dio media vuelta al ver el despliegue militar, por lo que es falso que representara una amenaza y, por tanto, se derrumba el argumento que justificaba la acción bélica.

En el repertorio de fuentes usados por los medios, paradójicamente, las voces de la preocupación vienen más allá de Venezuela. La agencia EFE, por ejemplo, recoge testimonios de pescadores trinitarios que denuncian haber sido amedrentados por funcionarios estadounidenses.

Mientras tanto, el país sigue su ritmo habitual a la par del debate sobre el riesgo real de un conflicto bélico. Opiniones sobran, tanto como percepciones, pero lo llamativo es ver cómo este nuevo escenario supone ya no un ataque a la venezolanidad (parece que gastaron todos los cartuchos con la migración), sino contra nuestra identidad caribeña. Aun si se disipara la amenaza militar (como esperamos sea finalmente), habrán logrado su objetivo si no vemos y revertimos la agresión simbólica que nos infligen. Veamos más allá.

Rosa E. Pellegrino 



Maduro en el Congreso Fundacional de la Unión Campesina Ezequiel Zamora, 20 septiembre 2025

Diosdado Cabello en operativo "Los Cuarteles van al Pueblo" en Petare, 20 septiembre 2025

ALERTA A TODOS LOS PUEBLOS DE AMÉRICA LATINA Y EL MUNDO

Medios alternativos y comunitarios de La Guaira reciben equipos para defender la verdad de Venezuela

¿Tensión o agresión de Estados Unidos contra Venezuela? Acá te lo diremos ClaraMente…

Chávez advertía sobre el imperialismo: Tienen una gran maquinaria para su guerra psicológica

sábado, 20 de septiembre de 2025

Presidente Maduro se reúne con el Partido Comunista de Cuba en Miraflores, 19 de septiembre de 2025

Vea al Vicepresidente Sectorial de Política, Seguridad Ciudadana y Paz, Capitán Diosdado Cabello Rondón en el acto de adcuación de los cuadrantes de paz en Puerto La Cruz, estado Anzoátegui

Jorge Rodríguez: Nombraremos a un Representante del Sector Pesca

Vea el balance operacional de la campaña Caribe Soberano 200 a cargo del Ministro del Poder Popular para la Defensa y Vicepresidente Sectorial de Defensa y Soberanía, General en jefe Vladimir Padrino López.

WSJ: si no lo hace, Maduro será el vencedor

Chávez a los revolucionarios: Ante la amenaza imperial hay que responder radicalizando posiciones

Trump hundido en deudas busca saquear a Venezuela

 Estados Unidos repite el libreto gastado de acusar a Venezuela de “narcotraficante”. La paradoja es grotesca: en nuestro país no se produce ni un gramo de cocaína, y todos lo saben, incluso los mismos que redactan los informes en Washington. Sin embargo, cada semana aparece un nuevo operativo, un nuevo barco volado, una nueva foto de pescadores humildes reducidos a cenizas sin juicio previo ni pruebas presentadas. No hay tribunal, no hay proceso: solo un misil y la pena de muerte automática en altamar.

Este patrón ya es demasiado claro: no se captura, se destruye y se inventa luego una narrativa. No se trata de justicia, sino de espectáculo. Barcos hundidos, civiles muertos y titulares sensacionalistas que se fabrican para alimentar el mito de que Venezuela amenaza al mundo. Una excusa más para el intervencionismo de siempre.

Pero lo verdaderamente revelador es lo que hay detrás: una gigantesca operación de distracción. Donald Trump carga con un país endeudado hasta la médula, con una economía que no tiene salida dentro de sus propias fronteras. Estados Unidos necesita guerras, necesita petróleo, necesita desviar la atención de su catástrofe fiscal. ¿Y cuál es el objetivo más obvio? Venezuela, con la reserva de crudo más grande del planeta.

Y es que los números hablan por sí solos. La deuda de Estados Unidos ya supera los 37 trillones de dólares, es decir, casi el 120 % de su PIB. Solo el pago de intereses consume miles de millones cada año, reduciendo la capacidad de inversión en educación, salud e infraestructura. Proyecciones oficiales señalan que para 2054 la deuda podría alcanzar el 166 % del PIB, una cifra que ni los imperios más voraces de la historia lograron sostener. Analistas como Larry Fink, de BlackRock, advierten que se trata de una “bola de nieve imparable”, mientras agencias como Fitch y Moody’s ya han recortado la calificación de la deuda estadounidense, reflejando la desconfianza global.

Técnicamente, lo que ocurre es que la deuda estadounidense crece más rápido que su propia economía. El Estado gasta mucho más de lo que recauda, y financia ese déficit emitiendo bonos del Tesoro que ya nadie quiere sostener indefinidamente. El servicio de la deuda —es decir, los pagos de intereses— se ha convertido en el mayor rubro del presupuesto federal, por encima incluso de la defensa. Esto crea un círculo vicioso: a mayor deuda, más intereses; a más intereses, mayor déficit; y a mayor déficit, más deuda. Es una trampa financiera de la que no se puede salir con simples ajustes fiscales, y que empuja a Washington a buscar recursos fuera de sus fronteras.

¿Qué significa esto? Que esa deuda es impagable con los medios ordinarios. Ni el aumento de impuestos ni los recortes sociales lograrán cubrir semejante agujero fiscal. La historia demuestra que cuando los imperios entran en números rojos, buscan la salida en la guerra. Asegurar petróleo, minerales y territorios estratégicos se vuelve su “solución” para postergar la quiebra. Venezuela, con las mayores reservas de crudo del planeta, se convierte entonces en el botín más codiciado.

La realidad es simple: los ataques contra Venezuela no nacen de una supuesta preocupación por el narcotráfico —una industria que tiene sus verdaderos centros de producción y distribución en Colombia y en las calles de Nueva York o Miami—, sino de la desesperación por ocultar el colapso económico y moral de un imperio endeudado, corrupto y corroído desde adentro.

En el fondo, cada barco volado en el Caribe, cada mentira repetida en los medios, no son más que los fuegos artificiales de un poder en ruinas.

Vincenzo Caruso

Tomado del portal Venezuela News