martes, 30 de septiembre de 2025
Vea el programa «Con Maduro +» N° 92 de ayer lunes 29 de septiembre de 2025
EEUU y su obsesión por el petróleo venezolano, con la politóloga y química Betzabeth Aldana
¿ES VENEZUELA UN NARCO-ESTADO? | EN VIVO | POLITIKMENTE THE PODCAST #20
Guyana contamina el Esequibo
Chávez visionario: Venezuela es blanco de una poderosa operación de guerra psicológica
Columna de Juan Martorano Edición 417: ¿Por qué Estados Unidos aún no ha invadido a Venezuela?
*JUAN MARTORANO
Estamos como diría Nietzche, en plena escalada hacia el retorno. Después de haber tomado el mes de septiembre, mes considerado como de regeneración y en nuestro caso de oxigenación de ideas, ya está llegando el tiempo de retomar nuestras trincheras de batalla en la capital de la República, y vaya como nos va a recibir este mes de octubre.
Aunque y como bien lo saben nuestros lectores y lectoras, no hemos estado quietos. Durante 18 de los 30 días de este mes de septiembre que finaliza hoy, hemos entregado nuestros análisis sobre el actual contexto de amenaza contra la República Bolivariana de Venezuela, y humildemente hemos estado muy certeros en los análisis, y esperamos continuar así en este último trimestre que inicia mañana, haciendo votos por el que se imponga la paz y la alegría propias de la llegada de la temporada navideña.
También dentro de los temas que tenemos está el de la Guayana Esequiba, pero y al respecto agradezco el material recomendado por el compañero Gustavo Briceño, quien entiendo es nieto nada más y nada menos que de Mario Briceño Iragorry, un gran venezolano escritos y además diplomático, y su hijo, que es o fue el padre de Gustavo, Mario Briceño Picón, que en 1966 escribió la cartilla patriótica, la Infamia sobre el Esequibo. Tuvimos la maravillosa oportunidad de leerlo y nos encantó, pero escribir sobre este tema nos cuesta, porque sentimos la ausencia de Juan Tovar. Pero muy pronto y como uno de los mejores homenajes a su memoria, lo retomaremos muy pronto, pues tenemos muchos elementos que deben ser considerados en estos análisis geopolíticos, geoeconómicos pero sobre todo de geoestrategia.
Expresadas estas consideraciones iniciales, hoy trataremos de realizar una aproximación sobre las razones que hemos encontrado por las que EEUU después de todo el despliegue que tienen con esa fuerza de tarea en el caribe amenazando nuestra soberanía, aún no ha incursionado en el país y haciendo votos por el que una tragedia como esta no se concrete en nuestro sagrado suelo, parafraseando al gran Cipriano Castro.
Debemos destacar que el tema Venezuela, como ya está siendo considerado por varios analistas es objeto de debate y de fuertes debates en el seno de la administración Trump. Y esas contradicciones son las que hasta ahora han permitido que no se concrete la agresión militar contra nuestra patria.
Lo hemos dicho y lo reiteramos en el presente escrito: Mientras exista imperialismo no solo en los Estados Unidos sino en el mundo, la República Bolivariana de Venezuela estará amenazada.
Por eso no es nada fortuito que por un lado observamos a Richard Grenell, que habla de diálogos con Caracas, y por otro lado observamos a Trump, Hegseth, Rubio, Landau, McNamara y otros halcones de la política exterior estadounidense con declaraciones agresivas contra Venezuela.
En un extraordinario artículo de José Negrón Varela para la cadena Sputnik Noticias, señala que, bajo la superficie monolítica de la política exterior de EEUU hacia Venezuela, se libra una batalla silenciosa, pero feroz, entre grupos de poder con visiones antagónicas.
Negrón Varela en su análisis cita las apreciaciones de la politóloga y analista geopolítica Betzabeth Aldana Rivas, quien analizó para Sputnik las pugnas internas que, desde el gabinete del presidente Donald Trump, perfilan el destino de las relaciones bilaterales.
Aldana Rivas señaló en su apreciación que el gabinete de Trump es un “gabinete de coalición”, donde cada anillo, uno más cercano y otros más alejados a [Donald] Trump, están representados por distintos grupos o sujetos políticos, cuyos intereses son diversos». En este tablero de ajedrez geopolítico, dos figuras emergen con roles cruciales: Marco Rubio y Richard Grenell.
Por ello la designación de Marco Rubio como Secretario de Estado no fue casualidad, pese a no contar con la simpatía de Trump.
Rubio llega a la Secretaría de Estado de EEUU producto de un pacto político con la administración saliente de Biden , por su rol dentro de la comisión de Inteligencia y Contrainteligencia en el Senado (cámara alta), y cómo él contuvo esas acusaciones en contra de Trump en esa ocasión, esto de acuerdo a las aseveraciones de Aldana RIvas.
Este «favor político», pagado con una de las carteras más significativas, colocó a un actor con una trayectoria marcadamente antagónica hacia Venezuela en una posición de poder excepcional.
Sin embargo, el verdadero punto de inflexión, subraya Aldana Rivas, llegó cuando Rubio asumió un doble rol. «Rubio ha surfeado las distintas olas dentro de [EEUU], para luego llegar al doble rol que tiene ahora, que es secretario de Estado y también es consejero interino de Seguridad Nacional. Eso, por supuesto, le da otro margen de acción dentro de las políticas exteriores de EEUU», ponderó la experta.
De ahí que las campañas más agresivas contra Venezuela han sido desde la llegada de este sujeto a ambos cargos. Y de que la posibilidad de una agresión militar contra Venezuela aumente.
Frente a Rubio se encuentra el «primer anillo» del mandatario estadounidense, representado por Richard Grenell, el enviado especial. Él es «uno de los enviados especiales de Donald Trump, que tiene acceso directo [al presidente], que es de su más amplia confianza, es el que tiene comunicación directa con él».
Esta proximidad al jefe de Estado le otorga un peso significativo, aunque, burocráticamente, su influencia puede verse limitada por la maquinaria que Rubio controla desde el Departamento de Estado y el Consejo de Seguridad Nacional.
Un segundo aspecto del análisis que toca Aldana Rivas y reproduce Negrón Varela en su escrito tiene que ver con los actores burocráticos y la contención que ha habido hasta ahora en la implementación de la opción militar. En ese sentido, según Aldana Rivas, la opción militar habría perdido protagonismo, aunque no ha desaparecido del radar. Aldana Rivas identifica a actores dentro de la burocracia estatal que actúan como factores de contención. Aquí introduce a una figura clave en la acción, aunque públicamente no sea tan visible: Tulsi Gabbard, directora de Inteligencia Nacional de EEUU.
«[La funcionaria] también ha tenido un rol de bajo perfil, pero que [se visibilizó] por el periódico New York Times, donde salió una publicación donde se hablaba de que ella había restringido uno de los informes de las conversaciones entre el presidente Nicolás Maduro y Richard Grenell [en el] que, justamente, Marco Rubio no podía tener acceso a ese informe como consejero de Seguridad Nacional», recuerda.
«Habla mucho de estos subgrupos tratando de contener situaciones alrededor de Donald Trump para evitar, digamos, que esa estrategia de injerencia, de opción militar, no se lleve a cabo por ahora», pondera la especialista.
Este pulso interno revela que, si bien figuras como Rubio y Stephen Miller «están empujando para que esa opción se lleve a cabo», existen mecanismos y actores dentro del propio establishment de seguridad que, por ahora, ejercen una influencia moderadora.
Actores como Grenell, entre otros, incluso representantes de las petroleras estadounidenses y otros comercios que tienen intereses con Venezuela podrían estar siendo parte en este diálogo táctico para la contención de ciertas acciones y continuar con intercambios pacíficos con EEUU, de acuerdo a las apreciaciones de Aldana Rivas.
También hay que tomar en cuenta en los tableros de geoestrategia los intereses económicos estratégicos en juego. Esto a propósito del Consejo bipartidista en Washington respecto a Venezuela. No obstante, la experta sugiere que esto es condicional y depende de la cohesión interna del partido en el poder.
«El consenso bipartidista, cuando ya se asoma, tiene que partir primero de una postura concreta desde uno de los partidos. Si el partido en el Gobierno, en este caso, que es el Republicano, a pesar de todas sus subdivisiones, llega a elevar una política en contra de Venezuela ya concreta y bastante establecida, el [acuerdo entre las fuerzas políticas] se puede dar hasta de una manera más fácil«, asevera.
La fractura dentro del Partido Republicano, evidenciada por las pugnas entre las facciones de Rubio y Grenell, complica la formación de un frente unificado. Esta falta de homogeneidad, según Aldana Rivas, se refleja en las «recientes declaraciones de Richard Grenell y todo lo que se hace desde la Secretaría de Estado», mostrando una fuerza política en la que sus subdivisiones imponen una orientación de política exterior errática y llena de tensiones internas.
Trascendiendo la retórica ideológica, Aldana Rivas introduce el concepto de «Globalistán» para referirse a la red de intereses transnacionales que influyen decisivamente en la política hacia Venezuela. En el centro de esta pugna, se encuentran los hidrocarburos venezolanos, un recurso de valor estratégico global.
«En este caso, los intereses económicos son estratégicos, porque estamos hablando de los hidrocarburos, que es un recurso sumamente importante para el día a día del planeta«, precisa.
La analista detalla las tres características clave que hacen de Venezuela un actor predominante:
«Primero, tenemos las reservas más grandes del planeta. Segundo, tenemos todo el catálogo completo de tipos de petróleo del mundo, desde el liviano hasta el extrapesado. Y tercero, nuestra ubicación geográfica. Aparte, el petróleo no está concentrado en un solo espacio; está de punta a punta, prácticamente», menciona.
Estos factores, según la experta, demuestran que la visión de la Casa Blanca va más allá de lo evidente.
«Y eso es clave en la pugna que hay entre las facciones políticas en Washington; choca todo, en cuanto a la definición de la política clara hacia Venezuela. Esta confrontación entre los intereses corporativos energéticos, así como las agendas ideológicas de figuras como Rubio, define en gran medida la disputa interna», concluye.
Por ello es que permítannos, nos hemos reído de algunos “sesudos analistas” presentados por el fascismo internacional, que hacen propaganda bajo la fachada de análisis geopolíticos, geoeconómicos y geoestratégicos.
Las valoraciones de Aldana Rivas reproducidas por Negrón Varela nos hacen tener esperanzas de que por el peso estratégico de Venezuela dentro del campo energético mundial se constituya en suficiente elemento disuasorio para neutralizar, por lo menos de momento, una agresión militar contra nuestra amada Patria.
Que así sea.
¡Bolívar y Chávez viven y sus luchas y la Patria que nos legaron sigue!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!
* Abogado, Defensor de Derechos Humanos, Militante Revolucionario y de la Red Nacional de Tuiteros y Tuiteras Socialistas. , jmartoranoster@gmail.com, j_martorano@hotmail.com , juan_martoranocastillo@yahoo.com.ar , cuenta tuiter e instagram: @juanmartorano, cuenta facebook: Juan Martorano Castillo. Canal de Telegram: El Canal de Martorano
Carlos León
Carlos León fundó la primera clase de sociología en la Universidad Central de Venezuela. A fin de consolidar lectura científico social entre sus alumnos, escribió un primer libro, Elementos de Sociología, en el año 1904, luego, en 1913 editó el mismo texto corregido y aumentado. Los temas allí tratados suscribieron la racionalidad de la sociología hegemónica.
El mencionado texto, en sus dos ediciones, había roto con la tradición idealista en el país. Propuso repensar el Estado nacional a partir de una plataforma cientificista: definición y campo de la sociología, método de la sociología y elementos sociales.
Acartonados el resto de los temas en el recuadro del método científico, el problema de la venezolanidad desapareció de la escena política e ideológica universitaria. Es decir, la angustia social de buena parte de los autores de finales del XIX y principios del XX˗se diluyó en una serie de conceptos, básicamente, comtiano y durkheimiano. Punto álgido como el de la raza, fue tratado desde una visión socio-biologicista. El contenido político venezolano y americanista los subsumen el objeto y el método de la disciplina.
León subestimó la reflexión sociológica en torno a la venezolanidad. La racionalidad de la cátedra así lo exigía. Si bien, es importante subrayar que en la primera cátedra de sociología fundada en la Universidad de los Andes por Julio César Salas, las investigaciones sociales fueron de carácter histórico y etnológico, pero sin incidir en la mirada académica dominante situada en la capital de la República.
En el ámbito extra-cátedra, tesis tales como la “madre Patria”, el Estado nacional, el bolivarianismo, el americanismo, la conquista y la colonización, la raza y los tipos humanos tuvieron hondo contenido político en los debates ideológicos sobre la nacionalidad.
Mientras que el canon positivista obligó a los investigadores sociales universitarios a pensar en tercera persona. Los escritos en primera persona, que traslucían propuestas socio-históricas y políticas, quedaron fuera del radio de la acción docente.
En suma, los autores que pensaron la venezolanidad se mantuvieron fuera del claustro sin legalidad doctoral. Por esta razón, los cargos burocráticos, la vida diplomática, el periódico y las editoriales privadas ofrecieron a los excluidos de la vida universitaria espacios para la disputa sobre la vida nacional y la nacionalidad.
Se cae otra mentira de Orange Pig: la base de Balgram, en Afganistán fue construida por la URSS en la década de los años 50.
Bagram: de bastión soviético a centro neurálgico militar estadounidense en Afganistán
La base aérea de Bagram se construyó por primera vez en la década de 1950 con la ayuda de la Unión Soviética.
Durante la invasión soviética de Afganistán entre 1979 y 1989, la base se convirtió en el principal centro de operaciones aéreas soviéticas, desde donde se lanzaron miles de misiones de combate contra los muyahidines.
Tras la caída del gobierno del Dr. Najibullah y el inicio de la guerra civil, Bagram cambió de manos varias veces entre diversas facciones. Finalmente, se revitalizó con la llegada de las fuerzas estadounidenses y de la OTAN en 2001, convirtiéndose en una de las instalaciones militares más estratégicas del mundo.
Bajo el control de Estados Unidos, Bagram se convirtió en una «ciudad militar», con dos pistas de más de tres kilómetros de longitud, capaces de albergar aviones de combate, bombarderos y enormes aviones de transporte.
Se construyeron miles de contenedores, barracones, restaurantes, hospitales, tiendas e incluso gimnasios dentro de la base.
Para muchos soldados estadounidenses, Bagram se convirtió en un «segundo hogar», aunque los muros de hormigón y el alambre de púas les recordaban constantemente que estaban en primera línea de combate.
Fazl Manallah Momtaz, analista político, afirmó: «La base aérea de Bagram era extremadamente importante. Antes que los estadounidenses, los soviéticos se centraron mucho en ella para mantener la supervisión de la región».
Durante las últimas dos décadas, tres presidentes estadounidenses —George W. Bush, Barack Obama y Donald Trump— visitaron Bagram. Joe Biden también visitó la base en 2011, cuando era vicepresidente.
En el verano de 2021, poco antes del regreso al poder del Emirato Islámico, las fuerzas estadounidenses Al llegar al poder, las fuerzas estadounidenses abandonaron repentinamente Bagram durante la noche. Por la mañana, los soldados afganos y los residentes locales llegaron incrédulos a una base vacía que había simbolizado la presencia internacional en Afganistán durante dos décadas.
Sayed Abdullah Sadeq, otro analista político, dijo: «Afganistán es en sí mismo un punto estratégico, y Bagram era uno de los aeródromos más grandes e importantes, tomado por los estadounidenses tras su llegada».
Pero Bagram no era solo una base militar; su infame prisión adquirió notoriedad internacional. Cientos de afganos sospechosos de tener vínculos con el Emirato Islámico o Al Qaeda fueron detenidos e interrogados allí.
Numerosos informes sobre torturas y condiciones duras convirtieron a Bagram en lo que muchos llamaron «el Guantánamo de Afganistán».
Ahmad Khan Andar, analista militar, comentó: «Construyeron una prisión dentro de esta base, donde llevaron a afganos etiquetados como partidarios de Al Qaeda y los talibanes, y los sometieron a brutales torturas».
Tras la retirada estadounidense, el expresidente Donald Trump insistió repetidamente —más de 20 veces— en que Estados Unidos nunca debería haber renunciado a Bagram. Casi cada vez que mencionaba la base, hacía referencia inmediatamente a China, afirmando que Bagram había caído en manos de Pekín.
Traducción realizada con la versión gratuita del traductor DeepL.com
Punto y seguimos | Naciones ¿Unidas?
El octogésimo período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas ha dejado en evidencia la calidad general de los liderazgos del mundo, ofreciendo una vista llena de debilidades políticas, discursivas y hasta morales. Sin ningún reparo, en el estrado de la máxima conferencia acordada por la humanidad, presidentes y funcionarios de alto rango han escupido sobre la dignidad de otros pueblos, defendiendo abiertamente supuestas superioridades, genocidios y hasta atreviéndose a predecir la “ida al carajo” de naciones que no siguen sus propias orientaciones.
Los discursos de Donald Trump o Benjamin Netanyahu, por ejemplo, además de nefastos en sí mismos, representan la impunidad. La enervante falta de normas y sanciones sobre aquellos que violan los acuerdos comunes de convivencia en este mundo. La ONU, aun con todos sus problemas estructurales, sigue siendo el espacio más logrado de diálogo internacional que se haya conseguido; sin embargo, su incapacidad de transformación y autocrítica en 80 años pasa una factura que pagamos todos. La organización no ha querido, sabido y/o podido adaptarse a los cambios y mucho menos anticiparse a las amenazas a la paz. La mera existencia de un Consejo de Seguridad con derecho a veto bien lo retrata. Ningún ente que ofrezca privilegios a una ínfima cantidad de sus integrantes puede garantizar un mínimo de justicia o equidad. Sobre todo, cuando esos miembros son las naciones que concentran el poder económico y los ejércitos y armas más poderosos.
¿Qué ocurre cuando, luego de un largo periodo de relativa paz, esas naciones entran en un nuevo ciclo de reajuste de poderes y posiciones? Pues lo que atestiguamos, un retroceso a la vieja premisa de la imposición del más fuerte. Cualquier esfuerzo de equidad institucional se diluye, porque se construyó como un castillo sin defensas, solo para la decoración. La ONU no creó mecanismos de autodefensa de sus propios valores, solo se mantuvo en su formación original de posguerra, garantizando así, no la paz, sino que, en próximos conflictos, los más débiles apenas contaran con palabras y papeles a su favor, cuchillos cuando los grandes jugadores hablan de armas nucleares.
El atril de la Asamblea General fue transparente. Todos hablan, desde un Petro que les dice a EE. UU. e Israel que no son el pueblo elegido de Dios mientras llama a la defensa armada de Palestina, hasta Netanyahu, el mismo perpetrador del genocidio contra un Estado que muchos de los países de la organización se niegan siquiera a reconocer, uno al que la mayoría defiende, pero que uno solo veta, garantizando así que sigan siendo bombardeados mientras sus verdugos sueñan con proyectos inmobiliarios.
Hablan los jefes de una Europa decadente y sumisa, lejana a la vieja gloria de los creadores del pensamiento occidental; hablan los desunidos latinoamericanos, divididos entre seguir al patrón del barrio o recordar que somos el único continente de libertadores (solo uno, valga decir); hablan los africanos, apenas oídos entre sí, y hablan los asiáticos, con su poder de millones latente, pero sin ruidos. En la ONU hablan todos, sí. Pero mandan 5. Y esa será siempre una gran amenaza para el bien de la humanidad.
Mariel Carrillo García
lunes, 29 de septiembre de 2025
Cuatro Temas | Contra EEUU, la respuesta debe ser multidimensional
Venezuela atiende, en todos sus planos, la pugna con el poder imperial
Si la agresión bélica de Estados Unidos (EUA) contra Venezuela es multidimensional, multifactorial, híbrida, cognitiva y difusa, la respuesta también ha de tener esas características. Eso es lo que se percibe en este tempestuoso e incierto escenario de confrontación geopolítica.
El gobierno bolivariano ha hecho todo lo posible para defender la soberanía, la independencia, el derecho a la libre determinación y la heroica herencia de nuestros libertadores, dando respuestas contundentes en cada faceta del ataque orquestado desde Washington. El planteamiento ha sido claro: si EEUU quiere dialogar y llegar a acuerdos viables, Venezuela está plenamente dispuesta. Pero si, en vez de discutir, quiere insistir en sus fracasadas estrategias de máxima presión y, aún más, escalarlas hasta el nivel de la agresión armada, el país también estaría presto a contestar.
Carta a Trump, jugada magistral
El fin de semana se divulgó el contenido de la carta que el presidente Nicolás Maduro le envió al de EUA , Donald Trump, en el que le invita a retomar la vía de la conciliación y el entendimiento, dejando a un lado las narrativas construidas por factores interesados en la violencia y la guerra.
El gesto ha tenido el factor sorpresa entre sus atributos. Fue un cambio inesperado en el clima de la relación bilateral, que el gobierno de Trump ha llevado previamente hasta un nivel prebélico. En la misiva emerge la figura diplomática de Maduro, quien no en vano fue el canciller del comandante Hugo Chávez durante los seis años de mayores avances en la independencia y solidez de nuestra política exterior.
En el devenir de esta pugna, el gobierno venezolano ha tomado la iniciativa pública de proponer un retorno a la sensatez, lo cual se perfila como una jugada magistral, de alta política.
El presidente Maduro ha hecho énfasis en el daño que a ambas naciones les hacen las noticias falsas; y los relatos divorciados de datos reales e irrefutables acerca de la producción, tráfico y consumo de drogas. Con la racionalidad de nuestro lado, la ya desproporcionada y guerrerista actitud del gobierno de Trump queda todavía más a la vista en su grotesco perfil.
El pueblo va a los cuarteles y los cuarteles van al pueblo
La movida diplomática de alto vuelo es una de las dimensiones de la respuesta. Pero, de ningún modo es la única. Acicateada por circunstancias indeseables, la unión cívico-militar-policial que ya caracterizaba a la sociedad venezolana, se ha elevado a la categoría de fusión.
En el poco tiempo que ha corrido desde que EUA materializó su agresión armada en el Caribe, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, los cuerpos policiales y, sobre todo, el pueblo civil, se han consolidado como un solo puño.
Millares de venezolanos y venezolanas de todas las edades, niveles educativos, y postura política; se alistaron para formar parte de la defensa de la nación. Buena parte de ellos y ellas ya han iniciado labores de entrenamiento para enfrentar cualquier eventualidad.
En un segundo paso, se cambió la dirección del movimiento: así como el pueblo civil fue a los cuarteles a ponerse a la orden, los militares salieron de sus recintos para participar en las intensas actividades de las comunas y otras formas de organización ciudadana.
Maniobras militares en el Caribe
Bien se sabe que los sujetos que ostentan un gran poder (sean individuales o colectivos) suelen preferir los escenarios seguros para exponer su fuerza. En el caso de EUA, hay innumerables ejemplos históricos de ese tipo de comportamiento abusivo y arrogante que se ensaña con el más débil.
Es por ello que se hace necesario, en el espectro de las respuestas a sus agresiones, mostrar también los dientes y los músculos. Hacerle ver al fortachón exhibicionista que si lleva la provocación a la siguiente escala, bien podría tener costos muy elevados.
En esa onda se han inscrito las respuestas propiamente militares que ya Venezuela ha dado, ante la actitud pendenciera del poder imperial en el Caribe. La Aviación Militar Bolivariana ha efectuado vuelos en el espacio jurisdiccional, lo cual ha molestado a la flota estadounidense que navegaba en las cercanías; y esta perpetró —según confesión propia— crímenes de guerra contra embarcaciones civiles venezolanas.
Más recientemente, todos los componentes de la FANB han realizado maniobras de entrenamiento y reivindicación de la soberanía en las zonas marinas amenazadas por el poderío naval estadounidense. Quedando claro que no somos los más débiles de la partida. Las capacidades militares venezolanas van a responder en caso de ser necesario.
La ultraderecha anda ultraperdida
En este complejo ambiente, el factor disonante de la unidad nacional es, desde luego, la ultraderecha que clama por la invasión extranjera, a la que ve como su pasaporte extraconstitucional al ejercicio del poder.
Durante los días iniciales de la arremetida gringa en el Caribe, ese factor aplaudió a rabiar y mostró, una vez más, su peor cara, profiriendo amenazas de terribles venganzas y dando ultimátum. Se les vio envalentonados por la acción del adversario externo. Pero, como suele pasarles, los anunciados desplomes, las vaticinadas traiciones, las pronosticadas deserciones no se han producido.
De nuevo andan rezongando por los rincones y ahora, completamente fuera de límites, tratan de activar focos de violencia y de apoyo a la agresión foránea, que esperan cristalicen a propósito de los actos de canonización de San José Gregorio Hernández. Queda claro que la ultraderecha antipatriótica está tan ultraperdida que pretende convertir esta gran celebración del pueblo venezolano en un festín de sangre.
¿Estado de conmoción, de qué estamos hablando?
Por: Ana Cristina Bracho
En los últimos días, incluidas las horas en las que se desarrolló la Asamblea General de las Naciones Unidas, la agresión estadounidense sobre Caracas no da muestras de ceder. Con los buques y el submarino en el Caribe, Trump despreció públicamente la misiva para el dialogo que recibió de Caracas y reivindica que persistirá en una acción cuyas causas y métodos han sido condenados intencionalmente.
Venezuela, en vista de lo que ocurre, prepara todos los escenarios y formas de defensa. En las últimas semanas, cuando hemos visto el masivo alistamiento para formar parte de la milicia, se han sumado importantes esfuerzos diplomáticos como el llamado a la reunión del Alba TCP y un despliegue de las misiones diplomáticas explicando la razón nacional; así como los inéditos riesgos regionales que representa la actuación de Donald Trump.
En ese contexto, es necesario avanzar una respuesta jurídica. El derecho conoce tiempos diferenciados, los de la normalidad en los que se aplica de ordinario la Constitución en la legislación más usual, y los denominados tiempos excepcionales, donde empieza a regir el estado de excepción en las múltiples formas que cada Constitución tenga de ellos.
En este caso en concreto, estamos hablando de que el presidente de la república, en vista a esta situación, ha decidido convocar al dictado de un estado de conmoción exterior, una figura consagrada en el artículo 338 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y que hasta el momento nunca había sido utilizada.
Detengámonos en algunos puntos, el primero es que el estado de conmoción exterior es una modalidad del estado de excepción. Un concepto presente en la mayor parte de los ordenamientos jurídicos actuales que fue principalmente desarrollado por Carl Schmitt para quien, a grandes rasgos, el estado de excepción es una situación en la que las normas jurídicas ordinarias quedan suspendidas debido a una crisis o emergencia grave (como guerra, rebelión o desastre), permitiendo al soberano tomar medidas extraordinarias para restablecer el orden y la seguridad del Estado.
Este dictado es un poder del Estado, tanto que para él es soberano aquél que puede dictarlo en aras de defenderse. La doctrina es desde allí abundante en documentos que determinan cuál es la situación excepcional e incluso miran cómo vivimos, cada vez más, en tiempos a los que se les aplican estas categorías. Nuestros países por ejemplo, como la misma Venezuela antes de la Revolución bolivariana, vivieron largos períodos bajo estas fórmulas, al punto de que el Constituyente de 1999 fue claro al limitar las libertades y garantías que pueden restringirse, porque incluso en la más compleja de las situaciones no todo es válido.
Seguidamente, es necesario que tengamos en cuenta que desde poco después de que se dictó el Decreto Obama, nosotros hemos vivido dentro de un supuesto de excepcionalidad; pues el 14 de enero de 2016 mediante el Decreto N.° 2.184, publicado en la Gaceta Oficial N.° 6.214 Extraordinario, se estableció la emergencia económica y con él se tomaron medidas para responder a las anómalas circunstancias económicas vividas en ese período de agresiones.
La última prórroga del estado de emergencia económica en Venezuela fue decretada el 8 de agosto de 2025, mediante el Decreto N° 5.118, publicado en la Gaceta Oficial N.° 6.896 Extraordinario. Este decreto extendió la emergencia económica por un período adicional de 60 días, hasta el 6 de octubre de 2025.
Ahora, el presidente de la República ha anunciado que se está considerando el dictado de un estado de conmoción exterior, figura que como dijimos está en el 338 de la Constitución y en consecuencia sujeto a los controles del Estado de Excepción. Su invocación equivale a declarar jurídicamente que se atraviesa una situación excepcional en la que el orden público, la seguridad, la estabilidad o la paz social están gravemente alterados debido a disturbios, protestas, desórdenes sociales o amenazas internas o externas graves. El supuesto de hecho, es la agresión de Estados Unidos.
Como en todos los casos del artículo 338, es necesario conocer el texto del decreto, así como que este sea objeto del control de la constitucionalidad para poder opinar o explicarlo en el caso concreto, pero hemos de tomar en cuenta que una declaratoria de esta naturaleza tiene como objetivo restaurar la paz y el orden, en su contenido se pueden restringir derechos civiles, como la libertad de reunión o circulación, pero suele ser limitado a problemas de orden interno. Así como que es temporal y específico a situaciones sociales o políticas que afectan la seguridad pública, sujeto a control constitucional y parlamentario.
Esta figura, ha declarado el presidente de la República, solo había sido considerada cuando las guarimbas de 2017 y luego desechada por preferirse la de la Constituyente que dio lugar a la paz mediante el encuentro, la palabra y el voto. En este contexto parece ser la preparación del derecho a una situación que puede ascender y que no tiene naturaleza de tensiones sino de agresión.
De allí que hemos de mirarla cómo un eslabón de la protección jurídica que nunca hemos de olvidar; porque tal como nació la República su defensa nunca se agota en lo militar, y pasa siempre por lo cultural y lo jurídico.
La batalla cultural a tiros

Por Juan Manuel de Prada
Con el reciente asesinato de Charlie Kirk pude constatar la certeza de aquella definición del periodismo que en cierta ocasión leí en un relato del padre Brown: «El periodismo consiste en gran medida en decir ‘Lord Jones ha muerto’ a personas que nunca supieron que Lord Jones estaba vivo». Desconocía la existencia de Charlie Kirk, tal vez porque casi todos los ‘influencers’ de la ‘derecha alternativa’ –pienso, por ejemplo, en Jordan Peterson– me provocan un cierto repelús. Con la excusa de dar la ‘batalla cultural’, no hacen sino acelerar la demencia progresista; pues casi todos comparten premisas ideológicas con el progresismo que dicen combatir, aunque ellos no lo sepan (al menos en el caso de los más ingenuos).
Pero de este Charlie Kirk ni siquiera había oído hablar, como por lo demás la inmensa mayoría de la gente que en estos días se ha referido a su asesinato. Me sorprendió que algunos de los detractores ideológicos de Kirk apenas pudieran disimular su euforia, recordando que Kirk había sido un polemista que sembraba el odio. También me sorprendió el afán de sus admiradores en convertirlo en un mártir, una suerte de nuevo Sócrates condenado a muerte por ‘pervertir’ la juventud (o sea, por alumbrarla), como Sócrates ‘pervertía’ a la juventud ateniense, a los ojos de quienes decretaron su muerte. Estas reacciones tan antagónicas me pareció que ejemplificaban maravillosamente lo que la batalla cultural significa: dos bandos devorados por el odio que nada tienen que decirse, puesto que nada tienen que escuchar; y que aspiran absurdamente a imponerse hegemónicamente sobre el otro, sin reparar en que uno y otro se retroalimentan.
En Kirk había muchas estridencias y posturas enconadas; pero en sus intervenciones más afortunadas descubrí algo muy valioso. A diferencia de otros ‘influencers’ de la ‘derecha alternativa’, Kirk tomaba en consideración los argumentos del adversario, que refutaba y desmontaba implacablemente (a veces mediante la ‘reductio ad absurdum’), hasta convertirlos en despojos inservibles. Ciertamente, muchos de sus oponentes eran gentes subalternas (con frecuencia universitarios con el cerebro hecho papilla ‘woke’); pero Kirk razonaba con una lógica aplastante y vivaz que a muchos de esos jóvenes idiotizados los confrontaba con las memeces que tupían su inteligencia, obligándolos a descubrir la verdad.
En mi experiencia personal, nada hoy molesta e indigna tanto como la verdad. Siempre que me han expulsado de algún foro o tribuna (y ya casi me han expulsado de todos) no ha sido por mantener posiciones contrarias a las que se defendían en aquel lugar, o por defenderlas con encono o estridencia, sino por ayudar a descubrir la verdad a las gentes con la inteligencia oscurecida por la farfolla ideológica. Creo que por esta razón –no por sembrar odios o por su ardor como polemista– mataron a Kirk: en su verbo anidaba la verdad; y era una verdad que a veces resplandecía, de tan nítida.













