miércoles, 11 de diciembre de 2024

Punto y seguimos | Dobles raseros

 Con la vara que mides, no serás medido…

Es ya claro – y hasta descarado – que en el orden internacional hay un doble rasero. Existen varas de varios tamaños para medir los acontecimientos que suceden en el mundo y no es de extrañar que todos aquellos que se alejen de los centros de poder, voluntariamente o no, sean siempre objeto de condenas y desaires, mientras algunos cometen genocidios en vivo y directo sin que nadie diga o haga nada.

La doble moral ayuda a profundizar esa creencia de que existe un “ellos” y un “nosotros” y que los primeros son, además, enemigos, malvados, personas y países enteros que deberían ser intervenidos por “nosotros” para que conozcan la felicidad, la virtud y la democracia. Nada más alejado de la realidad, sin embargo, es propaganda más vieja que el hambre, pero que ahora, gracias al internet y a las redes sociales, se replica a velocidades y cantidades que habrían hecho salivar a Joseph Goebbles.

No hay nada fuera de lugar en la estrategia de los colonialistas de ayer y de hoy: se construye un enemigo, se instruye en la cultura la idea de superioridad, se enseña a temer a todo aquello no parecido o no alineado a “nosotros” y además se profundizan esos miedos con amenazas constantes (reales o imaginarias) que se replican en medios y cualquier otra forma cultural disponible, en nuestra época, la industria de la televisión, el cine y las redes. Hoy, el pensamiento crítico necesario para superar este cuadro general, requiere un esfuerzo adicional de las personas, sumidas en ingentes cantidades de información basura que aíslan de la realidad y contribuyen a que se ignore lo que ocurre alrededor, ya no digamos lo que sucede en el mundo.

Un ejemplo de los tantos que podríamos señalar es el caso de los supuestos presos políticos en embajadas. Tuvimos al periodista fundador de Wikileaks Julian Assange, preso en la Embajada ecuatoriana en Londres por 10 años. Ecuador le otorgó asilo político y solicitó un salvoconducto, pero jamás le fue otorgado y, de hecho, en agosto de 2016, hubo un fallido intento de asalto a la sede diplomática de Ecuador en Londres. Para la mayoría de Gobiernos del mundo, este no fue un caso por el que valiera la pena abogar, con comunicados o llamados a la comunidad internacional. Silencio.

Otro suceso escandaloso en el área diplomática fue el asalto del gobierno de Daniel Noboa de Ecuador a la Embajada de México en Quito, donde se encontraba con asilo político el exvicepresidente Jorge Glas. En una acción inédita en el campo de las relaciones internacionales, Noboa y sus fuerzas de seguridad pisotearon la Convención de Viena e ingresaron con comandos a territorio mexicano, golpeando a funcionarios con inmunidad diplomática y llevándose a un asilado a rastras hasta una cárcel local. Además de sentar un precedente de extremo peligro para el mundo, violando uno de los acuerdos más básicos de entendimiento entre naciones, el Gobierno ecuatoriano no garantizaba la seguridad de Glas, preso después de un proceso de lawfare. De nuevo, solo unas pocas voces oficiales se alzaron para defender no solo a México, sino al derecho internacional. Cero condena para Ecuador. Ni falta hace decir con quienes está alineado el gobierno de Noboa o a cuál gobierno y partido perteneció Glas.

En contraposición, en Venezuela se “asilan” en la residencia oficial de Argentina en Caracas seis personas acusadas por la Fiscalía de delitos como conspiración y traición a la patria; y se crea una ola mediática de ataques, denuncias ante la Corte Penal Internacional, pronunciamientos oficiales de Gobiernos varios como el argentino, uruguayo, panameño, estadounidense, costarricense; organismos de integración como el Mercosur o la OEA, y pare usted de contar. Hay acusaciones vía redes de cortes en el suministro de agua y electricidad (sin embargo, los asilados postean constantemente), de “hostigamiento” por parte de las fuerzas de seguridad (que no han ingresado a la sede) entre otras que, en realidad, nadie ha podido comprobar. ¡Escándalo, Maduro dictador, violación de los DD. HH.!

Curioso recordar aquella imagen que quedó para la historia, con los integrantes del partido Primero Justicia el 11 de abril de 2002 en las afueras de la Embajada de Cuba en Caracas, rompiendo vidrios de carros con el cuerpo, vociferando y subiéndose por las paredes en plena TV nacional: “Los que están allá adentro, Diosdado Cabello y su combo, ustedes se van a tener que comer las alfombras, se van a tener que comer las sillas y las mesas que están allá adentro porque no les va a entrar comida, no les va a entrar agua, les vamos a cortar la luz después que vean esta transmisión”. ¿Cuáles fueron las reacciones de la comunidad internacional al respecto? Exactamente. Nada, porque no se mide a Cuba con la misma vara que a la Argentina de Milei. Y mucho menos decir algo sobre esa gente que hoy dice sufrir lo que ellos quisieron infligir a otros, felices y en plena cámara. Cada ladrón juzga por su condición. Y así les va.

Mariel Carrillo García 


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